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29 de julio de 2011

el atleti no se cuida. ATLÉTICO 2 - STROMSGODSET 1


"Hemos pagado el despiste del gol y la expulsión." Manzano.


El primer test del curso arrastra una resaca familiar. El Atlético, a pleno verano, aún conserva sus vicios del pasado, colea la endemia de su tendencia a la dispersión. Ante el Stromsgodset, armó un encuentro sin trenza, resuelto a chispazos y puesto en peligro por la decadente rutina de una defensa de feria, independientemente de sus habitantes. En eso no hay novedad. Reforzada con Joel, Silvio y Miranda -que terminó expulsado-, los nuevos elementos de la retaguardia adoptan enseguida el gen atlético de custodia surrealista de su arco. Un error en los minutos finales convirtió la agradable pachanga veraniega en un trago que costará engullir en tierras escandinavas.

Antes de eso, dos caricias insolentes de Reyes había puesto la eliminatoria de cara. El tono altivo que pasea el sevillano le confirma como nuevo jefe de la manada y jugador franquicia del Atlético. Aprender a vivir sin Agüero pasa por encontrarle heredero al máximo trono, al menos de cara a la galería. Reyes apunta a ello. El extremo encontró sus mejores aliados en la efusividad de Forlán y la visión periférica de Adrián. El asturiano resuelve con acierto casi todo lo que no implica golear. Tiene desmarque, presión, caída a banda, juego interior y ganas de hacer compinches en el juego. “Un 9 atípico”, se definía en su presentación. Del uruguayo tenemos noticias porque la celeste se le adhiere al pecho como una malla y multiplica sus poderes. Un futbolista nuevo a su vuelta, parece aparentar, y sin fisuras con el escudo atlético. Debe remar, pero la grada de momento le sopla el viento.

El regreso de Manzano solapó el de Gabi, que poco tiene que ver con chico tembloroso que abandonó el Calderón hace cuatro años. El exzaragocista no hace nada que no hicieran los últimos inquilinos del mediocampo, es cierto, pero su índice de acierto en los pequeños asuntos es elevado, lo cual ya es noticia. El madrileño armó con Tiago un eje sin ladrillo, que pretende defender desde la presión adelantada, la recuperación en zona de riesgo y, a la larga, una posesión elevada. Funcionó a medias. No es el mejor plan cuando el depósito da para apenas un acto.

Hechas las presentaciones y lanzados los improperios de la grada al desafecto de los prófugos, la primera mitad no pasó del tono amistoso propio de un equipo a finales de julio. Al ralentí, el Atleti se mantuvo a temperatura moderada, lejos de un encendido graderío, que reubicaba ídolos a trompicones. Los desaires de Forlán se incrustaron al pasado para dar nefasta cita a Agüero y De Gea, los grandes villanos del verano rojiblanco.

El nivel físico del Stromgodset, a mitad de campeonato, se evidenció con el paso de los minutos. Ganó terreno, trastabilló el juego atlético y pisó área. Joel estuvo tierno en un disparo lejano de Konradsen y derribó después a Berget en la pelea por el rechace. El árbitro ignoró la acción. Tardó una hora el Atlético en aplicar talento a la causa. Forlán levantó la visera y encontró en el área a Adrián, que descendió el globo con un malabar y lo amansó para la zurda de Reyes, que pasaba por ahí. El balón dibujó una comba y se alojó obediente en la red nórdica para tranquilidad de los fieles. Aire en el Calderón y amago de tarde festiva.

Forlán se animó y rozó el segundo en un cabezazo a la cepa del poste tras una cabalgada hiperbárica de Silvio, enérgico en sus excursiones. Pero sería de nuevo la maña de Adrián la que daría un nuevo tanto. El 9 atípico se coló entre los dos centrales, pero en vez de correr, hizo la de Narváez: aguantar, girar y asistir. Llegaba Salvio a trote risueño, pero le pasó por el costado un avión y el balón terminó de nuevo en la red. Era la zurda de Reyes y su segundo arrumaco al respetable. 2-0 y Atleti-Atleti, Agüero-no-se-qué y diles-que-se-vayan.

Sí se fue Miranda, sin embargo, en una acción compleja, pues no era el último defensor en la carrera de Berget. Con diez, el bajón de azúcar final se dió en el relevo de Tiago por Raúl García, en mitad de una acción de estrategia rival. La defensa atlética aún buscaba gamusinos cuando Storflor se coló hasta donde quiso y anotó para los noruegos. Autopista incluída de Silvio I el ofensivo, por cierto. El 2-1 deja escozor y reduce el margen de error del equipo, que deberá darse un hervor para no pasar apuros en Noruega.


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27 de julio de 2011

la trama courtois.


"Necesitamos tener esa posición cubierta en caso de una emergencia, que ojalá no suceda." Gregorio Manzano.


La llegada de Thibaut Courtois ('92) a la portería atlética ha levantado el debate sobre la necesidad de la presencia de otro elemento de disputa en el arco. Courtois llega a un puesto donde la salida de De Gea no evidenciaba el imperativo de una nueva adquisición. La presencia en la plantilla de Joel y Asenjo suponían suficiente garantía para un amplio sector de la afición rojiblanca, que no ha recibido bien la adquisición del belga.


factoríadeporteros. Ningún club del fútbol occidental tenía una situación parecida en su portería a la del Atlético 2011. Los tres mejores porteros españoles de su generación, dos de ellos canteranos, en la misma plantilla. Los suplentes habituales de De Gea en la sub21 son Miño ('89, Barcelona) y Mariño ('90, Villarreal), en parte por su ritmo de titularidad en los filiales de Segunda. Sin embargo, Joel ('90) ha sido sub21 siendo suplente en su club, y Asenjo ('89) sólo perdió el puesto por la irrupción de De Gea primero, y sus consecutivas lesiones, después. Nadie plantea en Barcelona y Villarreal que Miño y Mariño puedan optar en estos momentos a la titularidad en Primera División.

3porteros3. El apego de Manzano por las plantillas largas y las opciones múltiples se ha hecho evidente en la confección del equipo. No es atípico que una plantilla cuente con tres porteros. Sin embargo, el lío en la puerta parece forzado por repetición: Courtois será para Joel lo que fue Asenjo para De Gea en 2009. Asenjo es ahora para Joel+Courtois lo que fue Roberto en su día para De Gea+Asenjo.

emergenciasthibaut. Courtois llega para cubrir una posible emergencia que quizá no suceda. De las palabras de Manzano se deja entreveer que las dudas no son con Joel, sino con Asenjo. Si la emergencia no sucediera, Courtois no jugaría. La competencia del ritmo liguero dará otra perspectiva, pero Manzano parece apostar de partida por Joel.

lesióndeasenjo. El palentino tendrá el alta médica a mitad de agosto. Si su recuperación es normal, estará para competir desde el principio de temporada. Si no lo es, el Atlético hubiera tenido un problema serio. Si no se hubiera fichado a Courtois, el suplente de Joel en toda la previa de la Europe League habría sido el juvenil David Gil ('94), ya que Iago Herrerín ('88) no cumplía los requisitos para ser inscrito en la lista B.

asenjodelesión. Dudar de la recuperación de Asenjo es prudente o excesivamente precavido? Qué porcentaje de lesión tiene un portero? Si se buscaban garantías, no riesgos, hubiera tenido sentido otro perfil de guardameta. Por qué se ficha un relevo dos años menor que Joel -riesgo- en lugar de traer un portero veterano -garantía-?

fichajeocesión. Caminero le quiso contratar pero el Chelsea se adelantó. Quería el fichaje de un portero joven con proyección y en ausencia de ese fichaje, pidió la cesión por un año de un portero joven con proyección. Su indiferencia entre la adquisición o el préstamo debilita la apuesta. Su empeño en el belga la refuerza.

dudarazonable. Joel lleva 2 partidos en Primera División y Asenjo lesionado 12 de los últimos 14 meses. Joel y Asenjo suman 8 partidos en Primera en los últimos 17 meses. apuestarazonable. Lesiones aparte, Asenjo y Joel suman 69 partidos en 1ª. Molina y Ricardo sumaban 23 en 1995. La portería del doblete la formaron un portero con media temporada en Primera y otro recién ascendido del filial.

collateral. De la competencia se beneficia el Atlético, en principio. Pero de la competencia también salen jugadores reforzados y afectados. Con el fichaje de Courtois alguien saldrá quemado seguro: Joel si no juega, Chelsea si no juega el belga y Asenjo en casi cualquier combinación.

bajoriesgo. Como club, el Atlético tiene poco que perder. Apenas hay gasto económico. No hay opción de compra ni cláusula que obligue a un mínimo de partidos jugados. El máximo riesgo lo asumen Chelsea y futbolista.

if. A nivel formativo, si Courtois sale bueno, Chelsea ganará un portero hecho y Joel estará igual dentro de un año: sin partidos y sin fe. A nivel club, si Courtois sale bueno y Joel no da la talla, el Atlético habrá ganado un portero donde no lo tenía. if2. Si Courtois mejora a Joel, el Atleti gana. Si Joel mejora el nivel de Courtois, el Atleti gana. La apuesta en vacío, sin más competitividad que la duda de Asenjo y el portero del filial, era un salto al vacío. Solo apto para valientes y temerarios.

ecuaciónjoel. Joel desaconsejó la incorporación de un portero. Parte como teórico titular. Depende de sí mismo para conservar el sitio, que solo perderá si acumula más errores que aciertos. Si el canterano tiene el nivel esperado, será inamovible y la adquisición de Courtois solo habrá servido de colchón de seguridad a los miedos del club.

ecuaciónasenjo. Ya partía como teórico suplente. Deberá superar su posición inicial de tercer portero para tratar de pelear después la titularidad. Si no consigue pelear el sitio con un portero recién llegado de la liga belga, es razonable pensar que no hubiera podido haber peleado la titularidad en un equipo de la liga española.

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16 de julio de 2011

la insoportable levedad del kun.


"No hay felicidad en la persona que desea abandonar el lugar donde vive." Milan Kundera.


54 días después de despedirse, Agüero sigue en el Atlético. No es porque no lo desee, desde luego, se ha encargado este tiempo de negar al conjunto rojiblanco tantas veces como le han preguntado por su futuro. De momento, es una competición, la Copa América, la que excusa los tiempos. Dos meses de interminable impás que condenan esta historia a una muerte lenta y dolorosa. La muerte de un héroe, empeñado en convertirse en el gran villano atlético de los últimos años.

A día de hoy, para Agüero no hay escudo, no hay grada, no hay camiseta. Solo hay empresa, contrato, claúsula y negocio. Unos señores de corbata que le han girado la cara una y otra vez. Ellos son el Atleti. De ellos escapa. Identificar al club con los despachos y no con los millares de seguidores es un grave error estratégico. Salvo un par de tópicos en su carta de despedida, Agüero se ha equivocado al no telegrafiar mensajes distintos a directiva y afición. Saber salir de un lugar después de una época feliz garantiza un pedestal eterno, en parte por el vacío que se deja tras la marcha. Hacerlo a empujones y desplantes enturbia indudablemente todo lo vivido.

La distancia le ha dado perspectiva y el Atlético es ahora para él es un recuerdo efímero, un pensamiento apenas recurrente. Le cambia el gesto cuando le toca hablar de ello, le amarga, le incomoda, casi le sorprende tener que confirmar que su fútbol no tiene sitio en el Atlético. El divertimento alrededor de su salida (“Apuesten por quien quieran menos por el Atleti”) ha disparado la indignación de compañeros de vestuario como Domínguez o Filipe.

Su desdén produce irritación. No hay que desentrañar las profundidades del sentimiento del hincha para entenderlo. Duele el abandono, duele el rechazo y duele el destino. Más allá de las explicaciones de su marcha, el tono lo ha absorbido todo. Agüero insiste en argumentar su vinculación profesional con la empresa más allá de los afectos. No es hincha del Atlético. Legítimo. El profesional está convencido de romper la relación contractual con la empresa, y probablemente tenga motivos. Pero ha arrastrado al futbolista a romper su relación afectiva con la afición, en un gesto innecesario, injusto y cruel. Al contrario que Forlán, que se peleó la grada, la relación del argentino con la afición fue impecable. Ha sido su pulso con los despachos lo que ha salpicado su posición de ídolo local.

Probablemente, el mejor futbolista atlético de los últimos 30 años, seña de una época y tótem de una generación ha elegido entre todas la más hiriente de las salidas. Que IMG, su suegro o su entorno impulsen su salida es lógico, no les ampara ningún relación afectiva con el Atlético. Solo ven a un futbolista superlativo jugando con el séptimo clasificado. A Agüero no se le exige el fervor de un aficionado, pero sí manejar los códigos de respeto a su "lugar de trabajo", que tienen que ver con la relación futbolista-masa social, sin la cuál este juego no tendría sentido. De Gea, por acudir a símiles cercanos, se marchó silenciando un acuerdo cerrado meses antes, en un gesto bastante discutible, pero supo maniobrar para dejar su reputación sin mancha.

Es justo decir que Agüero dió cinco años a gran nivel, como lo es también que el club hizo una gran apuesta al ficharlo con 17 años y al mantener este tiempo un sueldo proporcional a su talento. En esos términos, ni el club le debe nada al futbolista ni viceversa. Nada les une, ni del pasado ni del compromiso futuro. Es una relación laboral que puede seguir teniendo sentido o no, pasiones aparte. Agüero está en su derecho de elegir su camino. Ahora bien, si lo hace quemando todo a su paso, empañará su pasado y perderá el puesto afectivo que ocupaba para la hinchada. También es legítimo que no le importe. Pero ocurrirá. Está ocurriendo.

Luego viene el hartazgo, las falsas promesas, el debilitamiento del equipo, los gestos de la directiva, una más que probable deuda económica del club sobre el futbolista y tantas gotas más que desbordaron el vaso del argentino. Todo ello bastaría para reventar la actitud más paciente. Si el análisis se lleva en términos de gestión, es evidente la responsabilidad de una directiva incapaz de generar un equipo alrededor de un activo de semejante nivel. Pero eso no excluye al futbolista de su responsabilidad. Y sobre todo, de la elección del destino, cuando las cartas se pongan sobre la mesa finalizada la Copa América.

Más allá de la reprensible gestión directiva, existe una realidad deportiva que enmarca todo lo ocurrido. O dicho de otro modo, el crecimiento de club y futbolista es manifiestamente desigual. Es razonable plantear que el Atlético no haya alcanzado un nivel como para alojar a una de las grandes estrellas del momento. Un club que, tras vencer dos títulos y en su cima deportiva de los últimos 15 años, únicamente alcanzó el 17º puesto entre los clubs más poderosos del planeta.

Pensar si la situación actual se hubiera evitado de haber terminado el Atlético en puestos de Champions es hacer futbol ficción. Pero sirve para reflexionar sobre si el techo virtual del Atlético en estos momentos -3º en su país, en el mejor de los casos; quizá algún titulo menor- es suficiente para un futbolista de élite de 22 años. Probablemente no. Quiza hubiera prolongado la estancia de Agüero un par de años más, quizá se hubiera producido una salida menos brusca. Nada más.

Hoy por hoy, la distancia entre el club que debería ser el Atlético para albergar jugadores como Agüero y el máximo rendimiento deportivo que podría tener el club en un hipotético cambio de gestores sigue siendo abismal. Ni siquiera un profunda renovación estructural le acercaría a la máxima élite europea, al menos a medio plazo. Es un análisis de bastante simpleza, pero no por ello menos crudo: un futbolista como Agüero no tiene sitio en el Atlético actual. No priva de ambición asumir esa posición, vender y seguir creciendo.

Agüero dejará un fractura sustancial, ignorarlo sería imprudente. Desprenderse de talento es el primer síntoma de debilidad. Pero concentrar el talento de un colectivo en un solo individuo es improductivo. Agüero no solo daba goles, también sensación de prestigio y grandeza. Lo primero se compra. Lo segundo deberá pasar de lo individual al grupo. El reto mayor tiene que ver con entender la catársis que supone un cambio de estas dimensiones. Ya ocurrió otras veces. Todo tiene su fin, aunque ahora mismo no se vislumbre.

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