"Estamos construyendo un sistema en el que queremos ser los protagonistas con el balón con el control del juego, salidas por fuera, dos hombres arriba y un enganche. En definitiva, queremos hacer un juego vistoso para que nuestra afición pueda disfrutar." Manzano.
Tras los fogueos de la previa europea, el Atlético de Manzano presentó el pasado domingo ante Osasuna su nueva propuesta futbolística de manera oficial. Aún es pronto para evaluaciones y faltan piezas importantes que matizaran el diseño táctico del equipo, pero el planteamiento inicial merece atención. A pesar de que el sistema varía respecto a otras temporadas, el dibujo solo es el dibujo. Lo relevante no es tanto la numerología como la introducción de nuevos conceptos y sentido del juego.
El 4-3-3 aumenta la posesión por la ocupación central del terreno, pero la clave es lo que hacen los futbolistas con esa posesión. El centro del campo se movió en índices muy altos de seguridad en el pase: Gabi 79/72 (91%), Suárez 47/43 (91%) y Tiago 41/37 (90%). Línea de apoyo, pase corto, asociación. La confianza alrededor del protagonismo del balón se traslada a los centrales, que jamás dieron una patada para quitárselo de encima: Perea 44/43 (98%) y Domínguez 45/40 (90%).
1. Salida limpia. Todo empieza en Courtois, magnífico con los pies, que no rifa un balón. Ante Osasuna, hizo 36/30 en pases (83%), altísimo para un guardameta que debe despejar un buen número de balones. Los centrales se abren y los laterales salen. Eso obliga al rival a abrir demasiados frentes. En el saque del belga, tensión y 5 opciones de pase. Si los delanteros tapan a los centrales, Courtois juega con a los costados. Suárez bascula al lateral con balón para ofrecerse. Nace el pasillo. Si no hay jugada, balón atrás y vuelta a empezar.
2. Rombo como punto de partida. El trío del centro del campo pivota en torno a Suárez. Sin extremos, Gabi y Tiago juegan por dentro para aumentar la posesión. Reyes cierra el rombo posicional. Es la calma previa a los desmarques de ruptura. Las posiciones interiores de los centrocampistas permiten apariciones exteriores de Adrián y Salvio, pero sobre todo, la irrupción de los laterales, claves en el dibujo de Manzano.
3. La importancia de los laterales. Las bandas no se ocupan, se usan para aparecer. El rombo barre la zona central y deja los costados para la sorpresa. Allí acuden los laterales, que apenas conducen. Cuando reciben, deben estar ya en posición de encarar y centrar. Silvio tiene conceptos muy avanzados. Buena lectura, equilibrio, ágil en la marca y la anticipación. Maneja las dos piernas, la conducción y la aparición en ataque. Ofrece variantes. Es la primera salida exterior del equipo. Reyes está atento a los movimientos de los puntas. Si Adrián va al centro, el sevillano rompe hacia la banda. Los costados son la zona del basket. Se entra y se sale, nadie espera.
4. Doble barrera defensiva. El equipo presiona la primera línea para recuperar arriba, pero si la defensa es posicional, se pliega como un acordeón. No hay fisuras. Dos líneas compuestas de 7 hombres en lugar de los 8 habituales aseguran el centro y vacían los extremos, por lo que deben coordinarse en la basculación. Reyes permanece libre, para armar el contragolpe en caso de recuperación.
5. La zona Reyes. El sevillano se mueve en una gran franja ancha por detrás de los dos puntas, como hace Messi en el Barcelona. Cuando los delanteros se abren, actúa de falso 9, mientras que si baja a recibir y conduce, se le abren opciones de combinación con los dos puntas o la internada individual. Sin embargo, el sevillano está teniendo problemas para entender su rol. Se descoloca, desaparece y no tiene vía libre para conducir en carrera, su gran virtud. Centrado, sus prestaciones bajan. En la eliminatoria ante el Stromsgodset, aún de extremo en el 4-4-2, su rendimiento fue excelente, con tres goles y una asistencia. Desde que Manzano incorporó el rombo, el sevillano está perdido y ni llega ni asiste. Mejoró en las segundas partes, cuando Manzano metió a Elías y Arda como vértice del rombo y desplazó a Reyes hacia la delantera.
6. Gabi, el desatascador. Ante el bache inicial de Tiago, el canterano se ha hecho pronto con los galones en la zona central. Ante Osasuna, fue el futbolista más participativo. Cuando la combinación se agota, el equipo recurre a su pase interior y cambio de juego. El madrileño busca a los puntas y a Silvio, en el costado opuesto. El portugués participa más porque tanto Gabi como Tiago le lanzan al ataque, cosa que no ocurre con Filipe, que acostumbra a subir conduciendo.
7. Arda y Juanfran, alternativas. En la segunda mitad, Manzano dió entrada a Arda (m. 61) en el vértice del rombo. Reyes se fue al frente del ataque y por fin se enchufó. El sevillano necesita ver campo libre por delante suyo, bien en la banda o bien en punta, enjaulado se ahoga. Con la entrada de Juanfran por Tiago (m. 75), Manzano estiró el costado derecho y trazó un 4-2-3-1 convencional, con Reyes pegado al extremo zurdo y Adrián solo en punta.
8. Encajar las novedades. Manzano ha estado funcionando desde julio con un bloque donde no estaban Falcao, Arda y Diego, las tres incorporaciones de última hora, junto a Pizzi. Con la llegada de elementos ofensivos se abre el abanico de opciones en ataque para el entrenador. Si decide mantener el rombo, Falcao y Reyes podrían entrar en ataque con Arda o Diego detrás. Más arriesgado sería hacer trabajar al brasileño en la línea de tres mediocentros, pues no tiene repliegue ni recuperación. Otra solución, más natural, es encajar el 4-2-3-1 con Reyes-Diego-Arda por detrás de Falcao.
En cualquier caso, Manzano está haciendo lo más complicado, que es convencer a un grupo que lleva años viviendo del talento individual de que es posible armar los partidos a través del juego coral y la posesión. A partir de ahí, las piezas de mayor calidad mejorarán el funcionamiento colectivo. Si el equipo no pierde las guías iniciales, puede estar a las puertas de un cambio sustancial, que asiente un modelo más allá de los futbolistas. Un lenguaje propio para el Atlético, una marca de identidad por encima incluso de los resultados. Por primera vez en años, el Atleti quiere el balón.
El 4-3-3 aumenta la posesión por la ocupación central del terreno, pero la clave es lo que hacen los futbolistas con esa posesión. El centro del campo se movió en índices muy altos de seguridad en el pase: Gabi 79/72 (91%), Suárez 47/43 (91%) y Tiago 41/37 (90%). Línea de apoyo, pase corto, asociación. La confianza alrededor del protagonismo del balón se traslada a los centrales, que jamás dieron una patada para quitárselo de encima: Perea 44/43 (98%) y Domínguez 45/40 (90%).
1. Salida limpia. Todo empieza en Courtois, magnífico con los pies, que no rifa un balón. Ante Osasuna, hizo 36/30 en pases (83%), altísimo para un guardameta que debe despejar un buen número de balones. Los centrales se abren y los laterales salen. Eso obliga al rival a abrir demasiados frentes. En el saque del belga, tensión y 5 opciones de pase. Si los delanteros tapan a los centrales, Courtois juega con a los costados. Suárez bascula al lateral con balón para ofrecerse. Nace el pasillo. Si no hay jugada, balón atrás y vuelta a empezar.
2. Rombo como punto de partida. El trío del centro del campo pivota en torno a Suárez. Sin extremos, Gabi y Tiago juegan por dentro para aumentar la posesión. Reyes cierra el rombo posicional. Es la calma previa a los desmarques de ruptura. Las posiciones interiores de los centrocampistas permiten apariciones exteriores de Adrián y Salvio, pero sobre todo, la irrupción de los laterales, claves en el dibujo de Manzano.
3. La importancia de los laterales. Las bandas no se ocupan, se usan para aparecer. El rombo barre la zona central y deja los costados para la sorpresa. Allí acuden los laterales, que apenas conducen. Cuando reciben, deben estar ya en posición de encarar y centrar. Silvio tiene conceptos muy avanzados. Buena lectura, equilibrio, ágil en la marca y la anticipación. Maneja las dos piernas, la conducción y la aparición en ataque. Ofrece variantes. Es la primera salida exterior del equipo. Reyes está atento a los movimientos de los puntas. Si Adrián va al centro, el sevillano rompe hacia la banda. Los costados son la zona del basket. Se entra y se sale, nadie espera.
4. Doble barrera defensiva. El equipo presiona la primera línea para recuperar arriba, pero si la defensa es posicional, se pliega como un acordeón. No hay fisuras. Dos líneas compuestas de 7 hombres en lugar de los 8 habituales aseguran el centro y vacían los extremos, por lo que deben coordinarse en la basculación. Reyes permanece libre, para armar el contragolpe en caso de recuperación.
5. La zona Reyes. El sevillano se mueve en una gran franja ancha por detrás de los dos puntas, como hace Messi en el Barcelona. Cuando los delanteros se abren, actúa de falso 9, mientras que si baja a recibir y conduce, se le abren opciones de combinación con los dos puntas o la internada individual. Sin embargo, el sevillano está teniendo problemas para entender su rol. Se descoloca, desaparece y no tiene vía libre para conducir en carrera, su gran virtud. Centrado, sus prestaciones bajan. En la eliminatoria ante el Stromsgodset, aún de extremo en el 4-4-2, su rendimiento fue excelente, con tres goles y una asistencia. Desde que Manzano incorporó el rombo, el sevillano está perdido y ni llega ni asiste. Mejoró en las segundas partes, cuando Manzano metió a Elías y Arda como vértice del rombo y desplazó a Reyes hacia la delantera.
6. Gabi, el desatascador. Ante el bache inicial de Tiago, el canterano se ha hecho pronto con los galones en la zona central. Ante Osasuna, fue el futbolista más participativo. Cuando la combinación se agota, el equipo recurre a su pase interior y cambio de juego. El madrileño busca a los puntas y a Silvio, en el costado opuesto. El portugués participa más porque tanto Gabi como Tiago le lanzan al ataque, cosa que no ocurre con Filipe, que acostumbra a subir conduciendo.
7. Arda y Juanfran, alternativas. En la segunda mitad, Manzano dió entrada a Arda (m. 61) en el vértice del rombo. Reyes se fue al frente del ataque y por fin se enchufó. El sevillano necesita ver campo libre por delante suyo, bien en la banda o bien en punta, enjaulado se ahoga. Con la entrada de Juanfran por Tiago (m. 75), Manzano estiró el costado derecho y trazó un 4-2-3-1 convencional, con Reyes pegado al extremo zurdo y Adrián solo en punta.
8. Encajar las novedades. Manzano ha estado funcionando desde julio con un bloque donde no estaban Falcao, Arda y Diego, las tres incorporaciones de última hora, junto a Pizzi. Con la llegada de elementos ofensivos se abre el abanico de opciones en ataque para el entrenador. Si decide mantener el rombo, Falcao y Reyes podrían entrar en ataque con Arda o Diego detrás. Más arriesgado sería hacer trabajar al brasileño en la línea de tres mediocentros, pues no tiene repliegue ni recuperación. Otra solución, más natural, es encajar el 4-2-3-1 con Reyes-Diego-Arda por detrás de Falcao.
En cualquier caso, Manzano está haciendo lo más complicado, que es convencer a un grupo que lleva años viviendo del talento individual de que es posible armar los partidos a través del juego coral y la posesión. A partir de ahí, las piezas de mayor calidad mejorarán el funcionamiento colectivo. Si el equipo no pierde las guías iniciales, puede estar a las puertas de un cambio sustancial, que asiente un modelo más allá de los futbolistas. Un lenguaje propio para el Atlético, una marca de identidad por encima incluso de los resultados. Por primera vez en años, el Atleti quiere el balón.