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5 de noviembre de 2010

tiago aplaca al rosenborg. ROSENBORG 1 - ATLÉTICO 2


En una obra maestra del portugués, que arrancó en mediocampo y esquivó a tres rivales antes de lanzar un misil a la escuadra, el Atlético desatascó la papeleta noruega en su momento más crítico. La jugada, remember del mejor Redondo, salvó al vigente campeón del mal rato que pasó en la segunda mitad, ahogado por el juego frontal del Rosenborg.

Había encarrilado la contienda el Atlético con un tanto tempranero de Agüero, en sonrojante fuera de juego, tras gran combinación de Simao y Raúl García. El navarro, de falso interior diestro, fue lo mejor del primer acto atlético. Tosco y sin profundidad para el juego exterior, pero interesante su aportación en el pase cruzado y la llegada. De sus botas salieron dos pelotas que marraron Tiago y Costa en inmejorable posición, y un zurdazo que silbó la madera local.




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Campeón doméstico año tras año, el Rosenborg no deja de ser en Europa un conjunto tosco y vulgar, abusando del juego frontal y repetitivo. Poco importa el aire que le da en la cocina Skjelbred, futbolista diferente, con pausa y criterio, porque la simpleza del repertorio noruego fue tan básica como indefendible para el Atlético: balón largo, pivote aéreo y segunda jugada.

El juego loca obligó a recular tanto a Perea y Domínguez que los metió en el área, donde De Gea dubitó más de lo acostumbrado. Así llegó el tanto del empate, en una jugada rudimentaria, con Moldskred y Prica placando a Perea para ceder a la galopada del imberbe Henriksen, que empató ante el descuido del portero atlético.

No ayudó al fútbol que los defensores atléticos entendieran que salida rápida significa balón directo a Agüero, que no pudo controlar los constantes pelotazos de sus compañeros, fácilmente defendibles. El partido de tenis benefició a los noruegos, que sucedieron varias ocasiones, siempre con el balón por los aires. La más evidente, en un giro de Iversen que terminó con el balón rozando el palo de De Gea.

No mejoró el panorama con Forlán en el campo, de nuevo intrascendente y aíslado del grupo. Algo más aportó Mario Suárez, eficiente desatascando el embudo que se había convertido el encuentro. El tanto de Tiago, a unos minutos del final, alivia las tensiones y pde cara al derby madrileño del fin de semana.


NOTA: Para deleites, el gol de Tiago.

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