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31 de enero de 2011

mvp enero - mérida.


En un mes lamentable para el Atlético, con sólo una actuación decente -Mallorca-, el fútbol maltratado y las figuras desaparecidas, un secundario sin apenas minutos ha hecho méritos para resultar el hombre más determinante de Enero.

Pese a disputar solo 244 minutos ligueros -54% del total-, Fran Mérida fue el mejor sobre el campo en los dos partidos que disputó de titular -Racing y Mallorca-. Su aportación ante el Hércules -salió al descanso- fue lo más rescatable de la debacle que sufrió el equipo en Alicante. Disputó cuatro de los cinco partidos y en tres de ellos apareció entre los mejores, razones suficientes para el reconocimiento.

Su primera mitad ante los baleares, con el mejor pase de la temporada para asistir a Forlán, fue probablemente, el momento atlético más agradable de Enero. El catalán lideró el timón desde el nuevo dibujo que impulsó Quique, dejando buenas sensaciones, pero aún le queda dar un paso para convertirse en el futbolista que lidere este equipo.


Otros nombre propios.
reyes. El nuevo sistema le ha deparado algunos partidos en el frente de ataque y el utrerano ha respondido con cifras: ha participado en tres de los cuatro goles que ha hecho el equipo, anotando ante Hércules y Mallorca -donde también botó en córner que cabeceó Valera- y tratando de llevar la iniciativa -a su manera- en tiempos difíciles para el equipo.

de gea
. Despúes de algunas intervenciones desafortunadas, el guardameta atlético resultó decisivo contra Racing, y sobre todo, Mallorca, donde detuvo un penalti a Webó y realizó varias paradas de mérito. Pese a salir derrotado en tres de los cinco partidos del mes, el bagaje del Atlético fue peor en ataque -solo hizo cuatro goles- que en defensa, donde recibió siete tantos, cuatro en un sólo encuentro.

el atlético se instala en la tristeza. ATLÉTICO 0 - ATHLETIC 2




El Atlético es un juguete roto. Da pena verlo. Últimamente, el equipo lo intenta, salen con actitud, el técnico improvisa guiones... pero de un modo u otro, siempre termina por ocurrirle algo de lo que no se recupera. Su abanico de males es interminable. Contra el Athletic, fue una expulsión y Toquero, currante metido a héroe. Seis meses después de su mejor momento en décadas, tras derrotar al Inter en la Supercopa, el Atlético sigue desaparecido. Fuera de la Copa, de la Europa League y con los puestos de Champions a años luz. Su picado sería un interesante material para una investigación sobre el psicoanálisis.

A este equipo le pasa de todo, cierto. Pero más allá del histórico discurso victimista hay una realidad: a muy poco de lo que le sucede reacciona con soluciones de verdad. Es un grupo sin alma, ingrávido, mentalmente débil, que ha perdido sus referentes emocionales en el césped, donde su capitán flirtea con el eterno rival y la afición señala al palco con cada mal pase. Ha incubado un virus, el desánimo, que se ha extendido por todas sus grietas.

En lo que va de temporada, no ha tenido una sola victoria ante rivales de mérito -salvo en San Mamés, precisamente- y en estos días, se ha convertido en un conjunto triste, depresivo, más necesitado de reflexiones en profundidad que de salvavidas. Lo que ocurre es que el equipo necesita oxigeno cuanto antes, por mucho que le surjan dudas existenciales a mitad de temporada, porque la cosa puede ir a peor. Basta mirar de reojo el nivel de Villarreal y Valencia para ver que están en otra dimensión. El Atlético ha perdido galones, y se ha quedado fuera de combate muy pronto, mientras el resto de clubs luchan por ser competitivos. Ahora mismo, el cuarto puesto es una quimera.

Por mover algo, Quique había dado continuidad al rombo, con Reyes en el vértice por detrás de Forlán y Agüero, y no le fue mal durante un rato -62% de posesión al descanso-, con Tiago y Elías alargando las jugadas, cada vez más trenzadas. Peor estuvo el sevillano, salvo algún pase sobre el Kun, siempre perdido, flotando sin sitio, a menudo descolgado de sus compañeros en la media.

No hizo el Athletic más de lo que exigía la situación. Usó sus armas y bloqueó las del rival, con una estupenda pareja de centrales formada por los jóvenes San José (21 años) y Ekiza (22). Por delante de ellos se mueve Javi Martínez, un futbolista mayúsculo, un tipo que trotando rebasa los sprints de algunos rivales. En ataque, el recurso Llorente es tan viejo como práctico. Como un pívot de baloncesto, el ariete recoge todo lo que cae por la zona y lo convierte casi siempre en algo peligroso. Lo hizo cuando amasó un balón en el área que Perea trató de robarle en los límites de la legalidad. El bigardo riojano se vino abajo y el colegiado interpretó derribo del colombiano: penalti y expulsión. El propio Llorente ajustó tanto el lanzamiento que lo mandó fuera.

Algo parecido a un penalti tuvo Forlán poco después, cuando se quedó solo ante Iraizoz tras un pase interior de Assunçao, pero su remate apurado se marchó silbando el palo. Con diez, Quique retrasó las soluciones al descanso: parcheó con Elías en el carril diestro y se llevó a Ujfalusi al eje central. Craso error. El brasileño quedó para siempre inmortalizado en la galería de los horrores rojiblanca cuando se paró inerte con el brazo en alto mientras Toquero llegaba solo al segundo palo para rematar un preciso envío de Iraola, su mejor socio toda la tarde.

Con Domínguez por Elías en el descanso, Quique mantuvo la línea trasera de tres el resto del encuentro, con Filipe y Reyes en los carriles, y Assunçao con Tiago en el eje. Si la defensa de cuatro sufre, la de tres fue una fiesta. Domínguez pasó una tarde horrible en su doble rol de central y lateral, y no acertó ni a cerrar ni a salir.

Toquero finiquitó el partido tras un nuevo centro de Iraola y el Atlético pasó un calvario lo que quedó de partido. No hubo fe para llegar y el Calderón terminó por escenificar su cabreo, primero con Forlán -probablemente una de las pitadas más ruidosas a un jugador local que se recuerdan en el Manzanares-, y después con la directiva. No es el uruguayo, con sus muchos defectos, el culpable de la situación actual, y sí en cambio de los méritos recientes del club. Otro tema son los señores del palco, pero ellos tampoco jugaron ayer.

24 de enero de 2011

el atlético entra en barrena. SPORTING 1 - ATLÉTICO 0




En el mejor de los casos, Perea y Raúl García no tropiezan en la enésima actuación de feria atlética y el equipo llega vivo al final del encuentro. Incluso, no hubiera sido descabellado pensar que, en el descuento, Cuéllar no desviara en vuelo el cabezazo de Valera, único remate a puerta del partido, y el Atlético hubiera firmado otro resultado, en una historia de sobra conocida.

Pero las cuentas de la lechera se agriaron y sacaron a la luz la endemia atlética, un conjunto que durante años ha sobrevivido a arreones y que ha encontrado cierta comodidad en su rol de simpático animador del campeonato. Con Quique al mando, amagó fiabilidad durante unos meses, los que le valieron para imponerse en los duelos frontales de las eliminatorias, pero en la carrera de fondo de la Liga, las carencias son evidentes. Duele aún más porque Villarreal y Valencia se disparar en la tabla y el equipo empieza a dar avisos de que será un milagro darles caza. Quizá sea necesario ver un par de partidos de los castellonenses para reajustar los objetivos rojiblancos en la Liga.

Hace tiempo que las señales del juego rojiblanco son preocupantes, y no siempre el marcador es el indicador más fiable. El plantel es limitado, con un once solvente y un par de estrellas de primer nivel. Pero en su ausencia, el equipo torna vulgar y los relevos no tienen ni el tono ni la actitud reactiva necesaria. Hacer la plantilla más larga solucionaría el hándicap físico, pero acarrearía problemas de gestión y se comería la estrategia de cantera rojiblanca.

Para mayor preocupación, el síndrome Torres se ha reproducido en Agüero, algo que afición y club se temían, y la dependencia en el argentino se agiganta, en parte porque su crecimiento en los últimos meses no ha tenido freno. Coincide, además, con las dudas de otros abanderados -Forlán, Reyes, De Gea-, que ha hecho que la diferencia entre el Kun y el resto del equipo se haya hecho abismal. Tanto es así que en el club han terminado por creer que con el chico en el campo todo es posible, y que sin él, el equipo es un rastrojo. Pero ni una cosa ni la otra es cierta, y más le vale al club virar esa tendencia perversa porque al equipo le queda una segunda vuelta con mucho río por remar, y de no dar caza al cuarto puesto, el jugador tiene muchas papeleteas de abandonar el equipo al final de campaña.

Con las ausencias de Agüero, Reyes y Tiago -el portugués a última hora-, Forlán a medio gas, y los noveles Elías y Juanfran aún tomando el pulso al equipo, el equipo en Gijón fue un experimento mortal. La incomparecencia de Raúl García llevó a Assunçao a asumir la recuperación, salida, ajuste e incluso llegada por cuenta propia. No tiene problemas físicos el brasileño para desplegarse por dos, pero sus carencias con el balón le imposibilitan para tareas mayores.

Con un panorama desolador, el Atlético se entregó al ímpetu de Diego Costa, el único con ganas de hacer algo. Su juego no solo es primario, sino que es tremendamente absorbente para el equipo, que recurrió al tanquete carioca una y otra vez, por arriba y por abajo. Un recurso hecho norma. El brasileño, que a la melé va de lujo, percutió durante hora y media ignorando leyes de la física tan elementales como aquella de que la materia es impenetrable.

No fue mejor el despliegue del Sporting que el Atlético, pero acertó en el regalo -el único, en realidad- de la zaga rojiblanca, y bastó para maquillar las sensaciones locales tras dos semanas agónicas. Porque el partido fue un delito, un suplicio para el espectador. Un envite bronco, sin áreas, con más patadas a las tibias que al balón, y que bien pudo haber durado cuatro días y seguir igual. Bueno no, porque otra ley más mundana explica que llevado un partido al infinito, tarde o temprano alguien del Atleti tropieza en su área. En esta ocasión, fueron Perea y Raúl García, que dejaron la pelota mansa para el remate de Barral, que pasaba por ahí, y se convirtió en el hombre más feliz del día. Quique, que sigue sin fiarse de los repuestos defensivos llegados en agosto, había tirado de vieja guardia -Valera, Perea, Ujfalusi y López- y así le fue.

Con el 1-0 y los rojiblancos atascados, salieron los jóvenes Mérida y Koke para el tramo final, pero Quique fue más prudente con Borja, al que no quiso quemar en este incendio. El Atlético arreó lo justo para meter miedo con su único disparo a puerta, en el descuento, en un cabezazo de Valera que hubiera colgado al equipo una medalla por la que nunca luchó.

A partir de ahora el margen de error es mínimo, y el Atlético, incapaz con este grupo de afrontar dos partidos por semanas, tendrá a la fuerza que sentirse mejor con un calendario más desahogado, con los grandes rivales teniendo que pasar por el Calderón y con la recuperación de Agüero y Reyes. De algo habrá que hablar, quedan cuatro meses por delante.


23 de enero de 2011

informe primera vuelta - los jugadores.


En parte por un bloqueo mental, en parte por la salida de algunas piezas clave, el Atlético de Madrid ha entrado en fase de transición. De los cinco futbolistas clave a principio de temporada -Agüero, Forlán, Reyes, Simao y Jurado-, hoy comparecen uno y medio, en el mejor de los casos. De Gea y Domínguez, piezas descubiertas la temporada pasada, no han alcanzado el nivel élite, y flirtean entre actuaciones memorables y errores juveniles, confirmando que el segundo año siempre es más duro para un canterano. Los recambios tampoco han dado el salto de calidad. Godín ha perdido el puesto, Mérida está verde para asumir galones, Suárez es más de lo mismo, Costa se ha especializado en ensayos y Filipe aún se está buscando.

El equipo se ha refugiado en la clase media -Perea, Ujfalusi, Tiago, Assunçao y Simao-, futbolistas rondando la treintena que han garantizado rendimiento en todo momento. Extranjeros veteranos que dividen a la afición, pero en los que se ha cimentado la primera mitad del curso: saben competir y han sido el esqueleto en un conjunto invertebrado. Más allá de su falta de juego, endémica hace años, el reciente éxito atlético -tres finales, dos títulos- se ha construido desde la tensión anímica, el espíritu colectivo y la fe en sus figuras. Dicho de otra manera, porque los defensas no tropiecen y aparezca Agüero.

La salida de cinco futbolistas con la temporada comenzada -Jurado, Simao, Asenjo, Camacho y Juanito-, cada cual con su explicación, perpetúan la sensación de inestabilidad. Los recambios -Elías y Juanfran por Jurado y Simao- han llegado tarde, y en el impás, los parcheos -García de interior, rotaciones semanales- han hecho hervir la grada. El equipo puede acusar una planificación que entiende que se debe reaccionar ante los acontecimientos, nunca generarlos. Remover el equipo en invierno siempre quebrará las estructuras, por mucho que algunas maniobras lo aconsejaran, como en el caso de Simao o Elías.

19 alineaciones distintas en 19 partidos muestran que Quique aún busca dar con la tecla. Ante el Mallorca movió el dibujo, que perpetuó en Copa ante el Madrid, pero más allá de la ubicación de las piezas, perfectamente válidas para acometer el reto que se le presupone al grupo, en el Atlético hay una dificultad permanente: un batiburrillo que une complejos, desgaste directivo, ausencia de fútbol y malestar general. Dos títulos después de década y media no han redimido a un club que aparenta necesitar una mutación mayor, casi estructural.


Pincha en la imagen para ampliar.

informe primera vuelta - el equipo.




El primer tramo liguero ha estado más marcado por el ritmo de los rivales directos que por el rendimiento propio, que ha deparado un puntaje decente para optar al cuarto puesto en cualquier otra temporada reciente. Pero con VAL y VLL en números altísimos -la previsión final del VLL superaría las cifras del campeón de cuatro de las últimas diez campañas-, los 30 puntos atléticos exigen una segunda vuelta de máximo nivel.

Más allá de los números, las sensaciones cinco meses después del primer partido de la temporada es que el equipo se tambalea de nuevo, que al mínimo soplo de aire se derrumban los naipes y sobre todo, que la dependencia en un solo jugador es definitiva. La salida por la puerta de atrás en las competiciones del KO, donde la temporada pasada se disputaron sendas finales, no ha ayudado en la atmósfera de resignación que flota hoy en el Calderón.


- Desde la jornada 11, donde el ATM viajaba a 3pts del VAL, la previsión del 4º puesto se ha disparado de 68pts a 74pts. El ritmo inicial del VLL y los dos últimos meses del VAL han dejado atrás al ATM.
- Para estar sobre los 70pts, el ATM debe irse a los 40pts en lo que queda de campaña. Para entendernos, hacer una 2ª vuelta como la 1ª del VLL. Pero sobre todo, confiar en que VLL y VAL hagan una 2ª peor que su 1ª.
- La pelea estará en el Calderón, donde el ATM recibirá a VLL, VAL, SEV y ATH. Fuera de su estadio, el calendario es amable. Dando por perdido el Camp Nou, hay un puñado de salidas de alerta naranja -GET, OSA, ESP o MLL-, pero nada que el equipo no pueda afrontar con cierto optimismo.
- Con 19 partidos por delante, el ATM empieza una nueva fase del torneo, con un hándicap de 7 puntos sobre su primer rival, que deberá recortar para poder llegar al tramo final con opciones de cuarto puesto.

21 de enero de 2011

el atlético está fuera. ATLÉTICO 0 - R. MADRID 1




El Atlético está fuera de la Copa, pero aún más, fuera de la élite, donde Quique lo coló durante cinco meses, gracias al crédito ganado en los dos torneos en los que ya no compite. Salvando el ciclo de euforia de Mayo a Agosto del año pasado, que lo llevó a disputar tres finales y ganar dos, el club se sigue manejando en una rutina muy propia, casi perversa, de montaña rusa emocional, desquiciante para muchos y enfermiza pero vital para un puñado de fieles.

Los rojiblancos se marchan de la Copa agachados. Cada derrota ante el Madrid es otra muesca en la pared, una colleja que golpea más su ánimo que su fútbol. Y este año hay ración doble. No se le exige ganar al Madrid, batalla que los rojiblancos deben afrontar en el psicoanalista, pero sí tener un discurso contestatario, al menos para acompañar la ilusión en la remontada que había mantenido viva a la hinchada durante una semana, con cierto aire de ingenuidad.

Lo tiene Quique, el técnico con el tono más optimista, realista y ambicioso de cuantos han pasado en los últimos tiempos por el Manzanares. El madrileño agota todas las vías posibles de reacción. Su fe en el plantel es ilimitada. Lo agita, cambia el sistema, mueve las piezas, motiva a los dudosos y tira de cantera a más no poder. Pero el equipo tiene techo. Con Agüero, es luchar por entrar en Champions. Sin él, racanear un puesto europeo. Pero sin el argentino ni Reyes, el equipo entra en las tinieblas. Es importante ser conscientes, al menos para bajar el listón.

La convulsión interna en la que se ha instalado el Madrid no hizo mella en el conjunto de Mourinho, un grupo de funcionarios sin resquicio ni error humano. Solo uno, el de Casillas, que pifió en un despeje cuando Reyes le apretó en la presión. El balón pegó en el andaluz y quedó dando tumbos sobre el área blanca. Que un rechace del portero rival fuera el cenit del partido que iba a cambiar el destino de la temporada dice mucho de como está este equipo. Basta ver que un Madrid al ralentí apenas pasó apuros.

Mourinho, que no tiene partidos trámite, se mantuvo a la expectativa, esperando acometer la tormenta local. Maniobró con contención, ubicando a Marcelo como interior y seis hombres por detrás del balón, con las balas de Kaká y Benzema en la recámara. Un equipo muy por debajo de su nivel habitual, acostumbrado a bajar el pistón cuando la situación no lo requiere.

La fe le duró al Calderón algo más de veinte minutos. Lo que tardó en perder a Reyes y encajar un tanto, todo en un suspiro. Demasiados acontecimientos para un equipo tan corto de recursos. El extremo se fue a la enfermería tras un encuentro con Arbeloa, y el Madrid aprovechó la superioridad para anotar. En la jugada más larga del encuentro, Alonso encontró la subida de Ramos y éste, un centro que fue a parar a Cristiano, supersónico ante Valera, que se giró y fusiló a De Gea. Fin de la historia. El incendio que había anunciado el Calderón se fue apagando hasta quedar en ascuas, y sin su número dos sobre el campo y Forlán claudicando, no quedó más remedio que resignarse.

El Madrid es un raro ecosistema donde habitan elementos de distinta condición, aparentemente indisolubles, pero que terminan por mezclar. De un lado, el fútbol elaborado y sencillo de Xabi Alonso, que ha hecho de Özil su socio más certero, y que se empeña en dotar al equipo de una tercera dimensión, aún en encuentros venidos a menos, como el del Calderón. Del otro, Cristiano y Di María, pistoleros de gatillo fácil, que no entienden otro lenguaje que el de correr y disparar, tremendamente resolutivo mientras la pólvora se mantenga seca. Anoche, el nexo entre ambos fue un extraño futbolista, que nunca será lateral por muchas horas que le eche: Marcelo. El brasileño no es el futbolista con más clase del Madrid ni el más determinante, pero su abanico de soluciones es más extenso de lo que aparenta. Unos metros por delante, y con Arbeola de guardaespaldas, descargó la salida blanca y supo combinar juego interior y desborde por fuera.

El Atlético compitió y tuvo intensidad, pero el exceso de revoluciones pronto se transformó en precipitación. Siempre un peldaño por debajo del Madrid, que controló desde la distancia, el conjunto rojiblanco no se dinamitó por falta de ritmo, sino por sus propias limitaciones técnicas. Controles, pases sencillos, todo se volvió un alboroto insoportable. Entró Costa por el magullado Reyes, pero fue peor, porque añadió más jaleo y el equipo hizo del recurso de su juego aéreo una constante.

Cuando Quique ordenó echar la pelota al pasto, tras la reanudación, el Atlético subió una marcha. Su empeño en dotar de algo de fútbol al equipo es encomiable, pero al plantel le hacen falta muchas sesiones de rondo. Ujfalusi y Filipe daban salida por el costado de Di María, y hubo algún tramo de control, a menudo demasiado horizontal. Forlán armó un par de disparos lejanos y una colada de Mérida la remató Costa a la grada, nada que pusiera en apuros al Madrid, con tres tantos de margen. Quique dió entrada a Juanfran y Perea para dar aire en los costados y Mourinho metió mayor control con Granero, Kaká y Gago, éste último relevando a Khedira, lesionado.

El azucarillo se fue deshaciendo hasta consumirse, con la rabia contenida en la grada, que deberá esperar otro año para citar sus fantasmas. La gran batalla que le queda al Atlético es el reto liguero del cuarto puesto, que deberá afrontar con la factura que deja el duelo madrileño: la lesión de Agüero tras la ida y de Reyes en la vuelta. Al otro lado de la ciudad, el Madrid vuela más alto que nunca, vivo en todas las competiciones. Pero también los blancos tienen su techo propio y su fantasma particular.

19 de enero de 2011

la variante elías.


"Hemos cambiado al rombo y Elías está acostumbrado a ese sistema. Por eso ha jugado." QSF.


Cuando Edgar Davids aterrizó en el Camp Nou, en enero de 2004, el Barça no era lo que es ahora. No ganaba un título desde hacía un lustro, Laporta venía de ratificar a Rijkaard tras caer en Santander y el equipo marchaba duodécimo, a 18 puntos del líder, el Real Madrid. La afición pedía un delantero que mejorara las cifras de Kluivert y Saviola, pero el técnico holandés prefiero reforzarse con la cesión de un centrocampista defensivo de 31 años.

Rijkaard movió el sistema. Abandonó el 4-2-3-1 con el que venía jugando desde sus tiempos de seleccionador y prescindió de un punta para engordar el doble pivote de Cocu y Xavi con el pitbull holandés. El equipo se rearmó, ganó 15 de los 19 partidos restantes y terminó subcampeón, por detrás del Valencia. Ronaldinho se desmelenó partiendo desde el costado izquierdo y el Barça se reencontró con su historia a través del 4-3-3.

La historia de Edgar Davids en Barcelona fue corta, ya que al terminar su cesión decidió marcharse al Inter de Milán, pero su legado caló hondo. Con el mismo sistema y piezas nuevas, Rijkaard ganaría las dos ligas siguientes, además de una Copa de Europa, pero sobre todo, definió un estilo que acabó perfeccionando Guardiola años después.

...

A millones de kilómetros de años luz, con el fútbol -y el Barça- en otra dimensión, Quique y Elías han reproducido la historia. Tras catorce años sin títulos y lograr dos el pasado año, la afición sigue incómoda, el equipo todavía busca su identidad y el club no encuentra la clave que le haga dar un salto competitivo. Valencia y Villarreal, con modelos opuestos, han definido su camino, y lideran la alternativa a los dos grandes. El Atlético, repleto de dudas, ha quedado un vagón por detrás. Lleva meses jugando a Agüero.

El conjunto rojiblanco ha vivido su historia reciente agarrado a un modelo de extremos, velocidad y juego abierto. Su éxito ha dependido de la seguridad de sus defensores y de la puntería de los atacantes, creando un abismo entre ambos. El contragolpe, de patente rojiblanca, cerró hace tiempo el debate sobre el estilo futbolístico: cerrar y correr.

El Atlético no practica fútbol de posesión desde los tiempos de Antic, cuando el serbio hizo girar en torno a un rombo a una plétora de buenos tocadores: Caminero, Pantic, Simeone o Vizcaíno. Aquel modelo lo completaban Penev y Kiko, atacantes de juego interior, que a menudo aguantaban de espaldas la acometida de la segunda línea y que se hubieran perdido en un duelo de velocistas con las defensas rivales. Muy distintos al vértigo actual que producen Forlán, Agüero o Reyes.

Ante el Mallorca, Quique planteó la alternativa al modelo Atleti durante los primeros 45 minutos. La llegada de Elías -sustituto de Jurado con seis meses de retraso- ha motivado al técnico atlético a mover sus fichas, como le ocurrió a Rijkaard con Davids. Por cierto, ambos futbolistas de un perfil muy similar: competitivos, con recorrido, capacidad de desgaste y con una marcha más que el resto.


Reenganchando con el dibujo del doblete, revisado en versión Barça 2010, Quique dibujó un rombo donde incrustó al brasileño en paralelo a Tiago, con Assunçao detrás y Mérida delante. Lo completó con los dos centrales de mejor salida de balón -Godín y Ujfalusi- y animando a los laterales al concurso ofensivo. El dibujo, calcado al que en la actualidad despliega Guardiola en su Barcelona, dió la posesión más alta vista hace años en el Calderón -63% la primera media hora- y desconcertó al Mallorca. Al equipo le faltó agresividad y velocidad en el pase, pero ganó juego posicional, y logró la recuperación antes y más cerca del área rival.

Algunas piezas se movieron con torpeza, pues el mecanismo necesita ajustes, pero Flores supo leer que Tiago despeja el panorama cuando gana libertad, y sobre todo, que Mérida es el único mediapunta de la plantilla. Sin un nueve fijo, Forlán y Reyes partían desde los costados, limpiando el centro para la llegada del catalán. El segundo gol nació de un robo de Mérida en una zona muy adelantada, donde le fue más fácil encontrar el desmarque de ruptura de Forlán, que se deslizó desde su parcela izquierda para aparecer por sorpresa en posiciones de remate. En la segunda mitad, sin Elías y con Juanfran, Quique volvió al esquema habitual de extremos, mostrando que la variante viene de la mano del brasileño.

No es una cuestión de sistema -el Villarreal juega de lujo con un 4-4-2 clásico- ni por usar el dibujo de Guardiola el Atlético comenzara a hacer baile de salón. No basta comprarse unos zapatos de claqué para convertirse en Fred Astaire. Pero Quique, técnico de recursos, ha visto la necesidad de agitar el equipo, y Elías le ha traido algo que la plantilla no tenía. A través del brasileño, puede encontrar una alternativa para reactivar al grupo y la temporada. Como ocurrió con Davids y Rijkaard en 2004, un futbolista ha traído una nueva variante táctica.

18 de enero de 2011

paz en el calderón. ATLÉTICO 3 - MALLORCA 0




En el peor momento de la temporada, cuando ya silbaban las balas sobre algunas cabezas, el Atlético se impuso ante un rival que daba pánico, cumplió con los mínimos de puntaje de la primera vuelta y de paso, dió motivos a la parroquia para la esperanza ante el Madrid en Copa. Primera victoria del año, cuarta cita consecutiva sin encajar goles en casa y señales positivas, como la recuperación anotadora de Forlán o la aparición de Elías en el equipo.

La reacción la lideró Quique, al que poco le queda ya por probar, y que renunció a sus dos líneas de cuatro, innegociables desde su llegada al Manzanares, para dar paso a un nuevo dibujo, copyleft del Barça actual. El técnico situó tres futbolistas en la franja central, con Assunçao de pivote escoltando a Tiago y el recién llegado Elías, adhesivo industrial para el mediocampo rojiblanco. El vértice del rombo lo cerró con Mérida, en funciones de 10, y por delante, extremadamente abiertos, corretearon Reyes y Forlán.

El experimento de Flores dió aire al equipo y asfixió al Mallorca. Los de Laudrup, que comenzaron animosos, se perdieron en el duelo de tapete. Reyes recibía siempre en zona de peligro, Elías se mostró elástico para llegar a las dos áreas y Tiago tuvo espacio para repartir el balón. El Atlético agradeció la vuelta del portugués, su único futbolista sin visera, que había anunciado su retiro de la selección nacional horas antes del encuentro. El equipo ganó juego posicional, tuvo más pausa y mostró por momentos buena asociación entre sus piezas.

Tocaba evaluar la dependencia del Kun, y la expectación por las novedades eclipsó por un rato la figura del argentino. También ayudó encarrilar pronto el partido. Un córner botado por Reyes lo cabeceó en el primer palo Valera, meritorio toda la noche en sus correrías por la banda. Lo que no arregló la nueva disposición fue el tembleque defensivo. La línea trasera, inédita, tiritaba a cada arremetida bermellona y De Gea tuvo que sacar la manopla para detener el disparo lejano de Webó. Godín respiró cuando Víctor, que había liderado la arremetida inicial, se tuvo que retirar con un pinchazo en el muslo.

También apareció la mejor versión de Mérida, al que le aburre la banda y que por dentro se maneja de maravilla. Con la seguridad del trío de guardaespaldas detrás, flotó con criterio y encontró a Forlán en la jugada del segundo tanto atlético. El mediapunta le robó la cartera a Rubén y metió el balón para el desmarque diagonal del uruguayo, que definió por bajo ante Aouate.

En la reanudación, Quique sacó a Juanfran por Elías, que acusó falta de rodaje, y el Atlético volvió a su esquema habitual. Mérida desapareció en el costado y el equipo se partió, reducido a las acciones individual de Reyes. El panorama benefició al Mallorca, que se estiró liderado por el talento de De Guzmán, futbolista de recursos infinitos.

Un balón picado de Pereira dejó solo en el área a Nsue, que rompió el marcaje tibio de Antonio López. El capitán reaccionó con la agilidad de un caminante y embutió con descaro al extremo mallorquín. Penalti y expulsión. Fue entonces el momento para engrandar la figura de De Gea, que detuvo el penalti a Webó y frenó los fantasmas atléticos. El joven guardameta demostró más brazalete que el defensa y salvó al equipo de una noche de terror.

La rigurosa expulsión de De Guzmán dejó la recta final diez contra diez, y Reyes pudo darse una alegría -la segunda en siete días, tras meses de sequía- anotando en el tiempo de descuento. La euforía contagió al graderío local. Tanto, que hasta hubo fe en las gargantas para pedir la remontada copera.

14 de enero de 2011

un madrid arrollador. R. MADRID 3 - ATLÉTICO 1




Es una historia de sobra conocida, que tiene explicaciones circunstanciales, pero se cimenta en años de cómoda rutina, con un status quo que deja al perdedor con excusas suficientes y al vencedor con aire paternal y comprensible. Hay máximas que atrapan a sus propietarios, y se convierten en muros mentales, más allá de lo explicable. A veces una casualidad lo supera, pero mientras tanto, son fantasmas invencibles. España no pasa de cuartos, el Atleti palma con el Madrid.

El barbecho rojiblanco ante su vecino acudió a una cita más, copera esta vez, pero es innegable que hay un oceáno entre un equipo y otro. No es batalla del Atlético meterse con rivales de semejante tamaño, por mucho que el orgullo incite a plantar cara. Se adelantó con un gol tempranero que ya no sorprende a nadie, se abandonó hasta embutirse sobre su línea frontal y terminó por regalar un tanto de circo sobre la bocina para cerrar un resultado que deja la vuelta a años luz de una posible remontada. Nada nuevo bajo el sol.

Vive el Atlético actual mirando más al cielo por la que le pueda caer que a los ojos de sus rivales. Obsesionado con la salida rápida del Madrid, Quique mandó retrasar las líneas tanto como fuera posible para evitar así el contragolpe rival. Lo logró, pero también incitó aún más el pim-pam-pum, sobre todo de Cristiano, que monopolizó los disparos blancos -14 de los 30-, la mayor parte desde el balcón del área.

Parapetados sobre su frontal, el equipo rojiblanco resistió mucho y bien. Lo que no previó Quique es que tan atrás el equipo iba a perder toda la salida. La presión madridista ganó quince metros y la posesión rojiblanca se redujo a despejes a filas enemigas disfrazados de pase largo a Agüero y Forlán, de nuevo pareja de baile.

En una de esas, De Gea mandó a la guerra un balón que amansó Reyes por el carril central y metió al desmarque del Kun, media zancada por delante de su marcador. El argentino llegó hasta el área, donde se empotró con Casillas, pero metiendo antes la puntera para la llegada de Forlán, que remató sin oposición. El uruguayo, aún renqueante, está muchos cuerpos por delante de Diego Costa, sustituto habitual.

El oro logrado deslumbró tanto al grupo de Quique que le duró un suspiro. En un saque de esquina botado por Di María, Ramos trepó sobre Domínguez para elevarse y conectar un cabezazo prodigioso sobre la meta de De Gea para lograr el empate. El Madrid, encabritado, adelantó unos metros su artillería y la montó sobre la trinchera colchonera, liderada por un colosal Perea, que apagó media docena de incendios a base de velocidad y capacidad de reacción.

La posición exageradamente retrasada del Atlético se tradujo en un cambio de costumbres de su rival. Obligado a un ataque más posicional, el juego blanco creció. Abandonó su habitual cerrar y pegar y cambió el marcador por el césped. El Madrid ganó pausa y Ozil creció por encima del resto, flotando entre centrales y medios atléticos.

Con Alonso más libre, el mediapunta alemán se hizo con la pelota e incluso disfrutó por momentos, auxiliado en el costado por un voluntarioso Marcelo. El lateral brasileño, ayudado en la cobertura por Ramos y Khedira, complicó el debut de Juanfran, obligando al extremo a desgastarse en labores de contención. Di María y Ronaldo, a lo suyo, hacían de cada balón una cacería, pero más arriba que de costumbre, con lo que los blancos ganaron elaboración.

El Atlético salió vivo de chiripa y llegó con las tablas al descanso. El martillo pilón madridista se estrelló una y otra vez con De Gea, que estuvo extraordinario volando para rechazar un nuevo testarazo de Carvalho y en la acción siguiente ante un latigazo de Ronaldo. El guardameta canterano, más solicitado que de costumbre, llegó a detener hasta once balones, salvando a su equipo de una derrota mayor.

Aún así, la ocasión más clara tras la reanudación se la apuntó el Atlético. En una jugada calcada a la del gol, Agüero arrancó a la carrera y superó a Ramos con un control de pecho que después acomodó con un leve palmeo. Su remate se estrelló de nuevo en Casillas y fue a parar a Forlán, que siempre acompaña la estampida del Kun, pero que en esta ocasión estrelló el remate en la madera.

El motor gripado de Raúl García dejó su sitio a Mario Suárez. El equipo tuvo una ligera mejoría, quizá más que ver con que el Madrid se iba quedando sin gasolina. Benzema dejó sitio a Kaka, intrascendente, pero desplazó a Ronaldo a la zona central, como falso ariete. El agotamiento hizo retornar al Madrid a su estilo habitual de guerra de guerrillas. Una correría de Ozil terminó con un balón picado para que Ronaldo, libre de marca en su nueva posición, sorprendiera anotando en el segundo palo.

El portugués convirtió sus revoluciones en violencia y se lanzó al zapato de Ujfalusi en una acción que, de haberse sucedido al revés, hubiera dado para una semana de portadas. Con los dos tropeles dando por cerrado el litigio, el Atlético acudió a su cita con la feria defensiva. En una nueva colada de Ozil por el centro, Filipe y Domínguez, reincidentes, hicieron carambola para dejar el balón franco para el alemán, que batió por bajo a De Gea. El Madrid se apuntó dos goles de ventaja para el desenlace del Calderón, que deberá tener mucha fe para hacer creer a su equipo que los milagros existen.

12 de enero de 2011

disparos y disparaderos.


MARCA arranca la previa del derby copero urgando cubos de basura, buscando trufas y chivato atlético hasta encontrarlo. Tan anónimo como sospechoso, bautizado con dichas como "los despachos del Calderón" o "voces autorizadas desde la zona noble", el supuesto topo suelta bilis con altavoz de alta investigación de Barbero.

Se echan de menos disparaderos sin portadas de Goya, pero habrá que conformarse.

- "No voy a responder a ninguna pregunta que pueda enfrentarme con el club" Con esa agresiva provocación, el técnico lanzó su bomba atómica a la directiva. Las siguientes palabras no daban tanto jugo: "Estoy aquí para sacar el máximo rendimiento a los jugadores que tenga en la plantilla. Y conjugar la política de necesidades, de la plantilla, de los resultados, de los gustos de los aficionados."

- "Aguirre y Abel nos metieron en Champions con una plantilla similar. Él, sin embargo, dejó al equipo noveno". Ningún directivo, técnico, jugador, aficionado o perro atlético diría ni aceptaría semejante estupidez, después de dos títulos y una final en seis meses. Ni la plantilla es la misma, ni los logros han sido comparables; pero Barbero acumula aliño para su ensalada.

-"[Jurado] decidió marcharse porque se sentía engañado por el entrenador... [...] que a la primera de cambio le sentó en el banquillo en la Supercopa." Quique, el técnico que a la primera que puede sienta a Jurado (64 de 64 la temporada 2009-10), fue el culpable de su marcha. No tuvo nada que ver que el Schalke ofreciera 13M al equipo y "4M por temporada" al jugador según... oh, Barbero.

- "Quique no ha sido capaz de cambiar las actitudes que tenían con Javier [Aguirre] y Abel". Quién tiene peor actitud con Quique? Perea? Reyes? el mejor Agüero? los canteranos?



Caben análisis de todo tipo en la situación actual del Atlético, donde varias partes deben asumir responsabilidades. Ahora bien, conspiraciones paranoicas siempre oportunistas dejan el análisis deportivo a la altura de la sobremesa rosa.

Pero, si alguien duda aún, Barbero nos cierra las conclusiones, de patio de colegio, que nadie se despiste: "Total, que la relación parece definitivamente deteriorada".
Todo coronado con un apoyo clásico de la casa: "Su puesto no peligra... por ahora". Turrón del bueno.

Por cierto, para deterioros, tiro de oasis en el desierto: "
Algo se muere en el periodismo deportivo. En el periodismo, en general. En el periodismo español, muy particularmente. Esta profesión cada vez se acerca más a la propaganda." Santiago Segurola.

Les dejo respirar.

11 de enero de 2011

recaída atlética. HÉRCULES 4 - ATLÉTICO 1




Un mes después de su última crisis de identidad, tras la eliminación europea y la derrota en el Ciutat de Valencia, al Atlético se le agudizan los males y vuelve a ausentarse en Alicante con un partido sin alma, repleto de errores y que deja al equipo convaleciente en el peor momento de la temporada, a riesgo de ser golpeado en Copa por su vecino y de que la distancia con los puestos Champions se vuelva insalvable.

Sin orgullo, depresivo, bofeteado hasta la humillación por el recién ascendido Hércules, el Atlético de Madrid se precipitó al vacío en el Rico Pérez tras una primera mitad registrada ya en la galería de horrores atlética de los últimos tiempos. La efectividad blanquiazul, que hizo cuatro tantos de sus cuatro primeros disparos, reventó los habituales planes atléticos de aguantar y cruzar los dedos.

Tan lamentable visitante es el Atlético -tres victorias en nueve partidos- como sólido el Hércules de local, con cuatro victorias consecutivas. La defensa atlética, que venía de tres partidos a cero, se desguazó ante la ausencia de Perea, quien, hoy por hoy, respresenta el cénit de cordura defensiva rojiblanca. Los errores de los hombres de la retaguardia, uno a uno, fueron sacando del partido a un equipo sin convicción alguna para reponerse.

Las ausencias rojiblancas obligaron a Quique a parchear las tres líneas y disponer el once atlético más joven visto esta Liga -sólo tres futbolistas por encima de los 25 años-. Pero el equipo no se hundió por inexperto ni por salir a buscar el empate, porque ya lo hizo otras veces -Málaga- con saldo victorioso. Se vino abajo porque fue incapaz de tener respuesta, ni actitud, ni rabia ni vergüenza deportiva.

El drama no está tanto en recibir golpes, si no en la nula reacción tras cada uno de ellos. Ir a gol por disparo le desconcertó tanto al equipo que abrió un boquete moral incontrolable. Tocado, hundido, se fue al suelo, lánguido, a esperar que la tormenta terminara. Y el Hércules, que no hace baile de salón pero pega de lujo, pegó.

El despropósito nivel cadete de Domínguez y Filipe regaló dos tantos en contra en veinte minutos. Primero titubearon tanto en el área para quitarle el balón a Tote que el delantero terminó por llevárselo y colarlo por el primer palo, entre el muslo de De Gea y el poste. Probablemente es lícito que central y portero, aún en fase formativa, cometan errores de bulto. Y probablemente no siempre serán tan graves y serán conjuntos, pero en esta ocasión le costó el partido al Atlético.

La segunda actuación de feria fue la cesión del lateral brasileño a Domínguez con el Hércules resoplando sobre la línea del área rojiblanca. El balón fue a parar a la zurda de Valdez, que conectó una parabola imparable desde la frontal. Con tres volantes de contención dispuestos a robar y lanzar, el Atlético no supo jugar a otra cosa que a aguantar ni entendió nunca el marcador como grave.

Con el Atlético a lo mismo, el gigantesco Thomert ganó a Godín, que le marcó por delante, y cabeceó con fiereza un centro preciso de Peña. El cuarto llegó entre el talento de Tote, un dolor de cabeza para el Atlético, y el gatillo de Trezeguet, que desenfundó tan rápido que dejó a De Gea mirando. El guardameta que más interviene del campeonato aún no había realizado una parada y ya contaba cuatro balones encajados.

Con ese percal llegó el descanso. Pero no hubo más partido, estaba todo resuelto. Tras la reanudación, el Atlético fue más decente, sin argumentos colectivos, pero con vergüenza, y al menos no se llevó más palos. Pero nada cambió el panorama, ni el libre directo de Agüero a la madera, ni los minutos de Koke, ni la aparición de Forlán para estirar las piernas, ni el arranque de rabia de Reyes para robar y batir a Calatayud. Paro cardíaco atlético a tres días de enfrentarse al Madrid.

8 de enero de 2011

personal shopping.

NOTA: Ya que Pitarch no se aclara con el PCFútbol, va un post un poco más frívolo. Le iba mejor un título tipo "Las 10 alternativas a Juanfran, versión española", pero la tentación era inevitable. Además, no soy bueno con los nombres (léase "estonoes...").



requisitos club.
- Límite €5-6M. Teniendo en cuenta que en invierno los clubs no sueltan y tienden a inflar un 20%. Perfil Medio.
- Adaptación. Viene para ser titular. Rendimiento desde el primer día: debe llegar en forma y preferentemente, de la Liga. Además, no puede ocupar plaza extracomunitaria.
- Edad. Ni demasiado joven como para que le pueda la presión ni demasiado mayor como para que no compensara quedarse con Simao. Entre 22 y 28.


opción uno.
Juanfran Torres (85', Osasuna). €6M. El ATM lleva detrás casi un mes, pero Camacho no lo suelta y las negociaciones se han estancado. Gran desborde y centro medido, le encanta irse al suelo. Dudas: le puede quedar grande la camiseta y no tiene tanta vuelta. A pesar de su edad, lleva seis temporadas de titular. 183partidos/13 goles en Primera.


10alternativas10.
Jeffren Suárez (88', Barcelona). €6M. Es una incógnita saber si el Barça se sentaría a negociar, pero no parece un futbolista para tener un papel destacado en el futuro blaugrana. En el ATM, sin duda, lo tendría. De hecho, tiene el perfil perfecto. Es el único en el que interesaría cualquier otra fórmula: cesión, opción de recompra blaugrana... 17p/2g.

Joan Verdú (83', Espanyol). €5M. No es extremo, como tampoco lo era Jurado, pero su juego ha ganado madurez y hoy es un mediapunta a tener en cuenta. Toque madeinMasía y despliegue. 135p/15g.

Xabi Prieto (83', R. Sociedad). €6M. Es improbable que la Real dejara escapar a su jugador franquicia y que él mismo quisiera marcharse, pero al ATM le vendría de lujo su clase. 122p/19g.

Manu del Moral (84', Getafe). €5M. Capitán azul y canterano atlético. Tiene despliegue para volver pero menos desborde. Su juego interior es interesante, se adapta a pierna cambiada y es polivalente. 151p/32g.

Ángel Lafita (84', Zaragoza). €4M. No acaba de imponerse en un Zaragoza en apuros. Con clase, pero demasiado irregular para el irregular ATM. Daría profundidad al equipo. 138p/16g.

Alejandro Alfaro (86', Sevilla). €2M. Termina contrato y sería una opción asequible (si el Sevilla se sienta a negociar con un rival). Aún es jóven, pero solo tiene una temporada destacada en 1ª. Polivalente y con llegada. 61p/10g.

Diego Castro (82', Sporting). €2M. Termina contrato y podría ser una alternativa más económica, pero, por edad, obligaría a afrontar otra adquisición en el futuro inmediato. Técnico y con llegada. 82p/22g.

Albert Crusat (82', Almería). €5M. Extremo zurdo velocísimo, aunque quizá ya haya alcanzado su techo. Podría ser una buena alternativa para el juego de contra atlético. 117p/11g.

Eliseu Pereira (83', Málaga). €2M. En el saco de las opciones más económicas. Zurdo rápido con llegada y desborde que ha terminado una aceptable primera vuelta. 75p/12g.

Manuel Aguado, Nolito (86', Barcelona B). €1M. La opción más arriesgada, ya que no ha debutado en Primera, pero tiene talento y sería interesante por precio y por proyección. Una verdadera apuesta. 0p/0g.


Descartados por precio: Piatti (89', Almería), Parejo (89', Getafe), Granero (87', R. Madrid), Griezmann (91', R. Sociedad), Vela (89', Arsenal), Jonás (83', Newcastle), Valbuena (84', Marsella) y Gervinho (87', Lille).

Descartados por extracomunitario: Castro (85', Mallorca), Emaná (82', Betis), Pienaar (82', Everton), Dos Santos (89', Tottenham), Kranjcar (84', Tottenham) y Rodríguez (85', Oporto).

Otras opciones fuera de la Liga convencen menos o su rendimiento es una incógnita. Las más accesibles por precio eran menos interesantes: Morten Pedersen (81', Blackburn), Sebastian Larsson (85', Birmingham), Jaroslal Plasil (82', Burdeos), José Sosa (85', Nápoles) o Marat Izmailov (82', Sporting).

* La tasación se basa en las últimas ofertas conocidas (si hay), en el portal transfermarkt (bastante cuestionable) y con un plus navideño.

7 de enero de 2011

capitán kun. ESPANYOL 1 - ATLÉTICO 1




Agüero debe ser un superhéroe para los niños atléticos. Un mozalbete a rayas capaz de echar a correr con una pelota perseguido por un montón de tipos tratando de arrebatársela. La imagen, devastadora, se repite una y otra vez. Ni siquera Torres o Futre, por poner ídolos cercanos, tenían esa diferencia con el resto. Agüero es el mejor con mucho. Después nadie. Y mucho tiempo después de nadie, otros.

La presión del brazalete le ha disparado la responsabilidad. Con Antonio López enquistado en la caseta y Forlán zanjando cuentas, Agüero ha asumido su lugar en la hagiografía atlética. Es líder, héroe y capitán. Sabe quién es y lo que es capaz de hacer. Se empeña en compartir protagonismo con los secundarios, pero no hay quien le siga el paso. El Atlético 2011 es lo que es porque ese chico sigue de rojiblanco.

[...]

El partido lo escribió el argentino porque los otros veintiún futbolistas hicieron lo que se esperaba de ellos. Todos sentados, correctos, como niños obedientes con miedo a ser castigados. Tampoco Agüero hizo nada extraordinario. En medio tiempo, inventó un tanto, le anularon otro y partió varias cinturas en un par de jugadas geniales. Nada a lo que no acostumbre últimamente.

Sin embargo, la jugada del encuentro, y por poco de la temporada, la cosieron Reyes y Raúl García. El extremo templó desde la izquierda una pelota para la llegada del navarro, que midió los tiempos y empaló una deliciosa volea al larguero. Los remiendos de Quique, con el sevillano como extremo natural y el mediocentro parcheando, han dado cierto equilibrio al equipo. Un rato después, de un barullo y asistencia -melón- del 8 rojiblanco salió volado el balón que un Kun supersónico acompañó hasta la red.

Tras el gol, el Espanyol siguió a lo suyo. Sin Osvaldo ha perdido diente, pero aún así, el conjunto blanquiazul es una alegría para el fútbol español. Plagado de canteranos y de futbolistas con ganas de divertirse, el Espanyol trota con ritmo y sabe qué hacer con el balón. La conexión Márquez-Verdú, lejos de la brillantina, manejó los decibelios del encuentro, introduciendo balones en las rendijas de la mecánica rojiblanca, anoche a pleno rendimiento. La seguridad que ha recuperado Quique desde la vuelta de Domínguez -cuarto partido consecutivo a cero- asienta las bases de un equipo que recupera el tono a base de resultados.

Reyes marró solo ante Cristian Álvarez y una combinación entre Agüero y Filipe terminó salvada in extremis por Dídac tras genialidad del argentino. El lateral carioca, tras meses de tanteo, comienza a mostrar su zancada en ataque, a la que ha sumado aptitudes defensivas. El acordeón rojiblanco funcionó para tapar y salir echando chispas, a pesar de un segundo acto más conservador.

El único que levantó la voz fue Luis García, que apareció con dos disparos que escupieron De Gea y la cruceta. Ya en el descuento, el delantero asturiano logró el empate en un magistral libre directo imparable para De Gea y para nadie. Hubo más minutos para Koke, favorito del míster, y para empezar a masticar en la cabeza la idea de un derby copero 17 años después.

4 de enero de 2011

incapaz atlético. ATLÉTICO 0 - RACING 0




Un Atlético descafeinado y cansino, azotado por las numerosas bajas, encalló en su primer duelo anual, esta vez sin rescate de sus magníficos, en parte porque sólo quedaba uno vivo -Agüero, reciente capitán-, y se fue diluyendo con los minutos. Irreconocible de cintura para arriba, el conjunto rojiblanco se estrelló contra un Racing que nunca había hecho tan poco para llevarse tanto, frenando así el buen ritmo que le había acercado a los puestos Champions, de nuevo a cuatro puntos.

El fondo de armario no le dió para más a Quique. Con Forlán lesionado, Reyes sancionado y Simao en Turquía, metió a un costado todo el talento disponible con Mérida y en el otro la metralla de Raúl García. Para más males, Domínguez se cayó en la previa y Tiago se partió al cuarto de hora, en un tirón propio de vuelta de descanso. Salió Valera, lo más profundo que le quedaba al Atlético, todo esta dicho.



Sin alas ni timonel, el plan atlético es que no hubo plan. Agüero comenzó chispeante, con un remate escorado tras conexión con la zurda de Mérida que desbarató Toño mandando a córner. Al argentino le duró media hora la gasolina y terminó borrado antes del descanso. Además, con Diego Costa el Kun se desespera. Se harta a darle gritos, no le encuentra y a menudo ocupan los mismos espacios.

El brasileño no permite aún lecturas definitivas. El chico no mezcla con nadie, busca la línea de ensayo en cada envite y convierte la franja de ataque atlética en el far west. Un par de remates de buen delantero, el último sobre la bocina, le redimen de sus embistes personales, pero debe pulir su fútbol de guerrilla para sumar en el Atlético. Toño pasó apuros con un remate del carioca en el primer acto, tras conducir desde el costado, siempre cabeza gacha, y disparar cruzado desde la frontal.

Con el Kun postvacacional y Costa desbocado, el Atlético se encomendó al alboroto de Mérida. En su tercer partido de titular, el catalán está aún falto de ritmo. Le falta un hervor para ser decisivo en el equipo, pero el proyecto es interesante. Falla a menudo porque actúa antes de pensar, con precipitación. Aún no maneja el paisaje que le rodea ni los movimientos de sus compañeros. Cuando su fútbol gane pausa, y aprenda a tomar aire, dará un paso adelante. Tiene los cimientos de la escuela Barça y el aprendizaje Wenger. Si Quique le echa horas y el chico encuentra socios, el Atlético ganará un futbolista en tres cuartos de campo.

Mientras el Atlético no carburaba, el Racing, sorprendido por la falta de intensidad de los locales, echó el cerrojo y cruzaba los dedos cada vez que le llovía un balón a Rosenberg. El sueco la tuvo en la reanudación tras un regalo marca de la casa de Perea, pero le cogió tan desprevenido que se trastabilló con el remate. Más clara aún fue la que le sacó De Gea con el pie en una parada de balonmano, tras pase interior de Diop.

En los relevos, Quique prefirió a Koke -18 años, quinto partido en 1ª- antes que a Suárez y el chico a punto estuvo de marcar en una volea lejana que complicó a Toño con el bote. Ni siquiera el cabezazo postrero de Costa, que pudo dar la victoria, mejora la imagen del equipo colchonero, que deberá reforzar sus costados si quiere aspirar a altos vuelos en el nuevo año.