El interminable ejercicio de impotencia futbolística del Coliseum retrató la incapacidad atlética de alzar el vuelo siquiera por encima de su vecino más humilde, que ya no le aparta la mirada. Ese derbi de migajas, se jactaran los blancos, pero es lo que le queda al Atlético, que se arruga en citas mayores. El Getafe, que ya le superó en méritos la campaña pasada, agita orgulloso el cinto de plata que le otorgó su plaza europea. No es para menos. El Atlético, un errante en tierra en nadie, camina demasiado lejos de todo como para tener objetivos. No es una temporada que premie la vulgaridad. El listón está demasiado alto.
Tras una campaña de disgustos, al equipo rojiblanco le retrata su visita al feudo azulón más que a ningún otro campo. A una docena de partidos del cierre del curso, apenas un par de puntos le separan de su rival. Octavo y undécimo, ambos conjuntos campean la llanura liguera, donde apenas ocurre nada, ni temor ni euforia. Dos equipos como tantos otros, intrascendentes en el discurrir del campeonato. Infinitamente peor noticia para los rojiblancos, por supuesto. El tedio mató hace tiempo las aspiraciones de los de Quique, que no hayan respuesta.
El Atlético resuena ya como una caja de música distorsionada. Un eco a algo, que por instantes afina, pero donde todo es lejano y extraño. Una melodía que irrita más que agrada, tan reiterativa que siempre suena a lo mismo. Le bastó al Getafe encontrarse con un gol en la primera ocasión para dormitar el resto del partido. Cata Díaz descosió el balón desde su cueva, jugada que Miku conocía más que Godín, que acudió sin fe. El venezolano llegó primero y cedió a Del Moral, cuyo disparo rozó el defensa uruguayo y se volvió indescifrable para De Gea. Quique, que andaba lamentando esta semana la facilidad para el acierto rival, debió erupcionar al encajar un tanto cuando la parroquía aún andaba acomodándose.
Así se las gasta el Atlético últimamente. No solo se busca sus propios problemas, sino que no tiene soluciones sobre la marcha. La factura de Quique no alcanza para imprevistos. Encajar un gol tan pronto es irritante, pero para un grupo con tendencia a la depresión, supone un cataclismo de proporciones inabarcables.
Míchel tuvo la tarde alegre y le había dado el mando a Parejo, que llevaba un mes purgando sus faltas. Malísima noticia para el Atlético. Con Víctor Sánchez de escudero, el madrileño se bastó para barrer el mediocampo atlético. Como los buenos futbolistas, su juego no tiene secretos: le gusta el balón. Lo pide a uno y se lo da a otro. La ecuación era un galimatías para Raúl García. Cuando el navarro acudía al quite, el mediapunta ya había trazado el pase y ocupaba otra zona.
En realidad, casi todos los duelos individuales fueron azulones: Gavilán pudo con Valera y Del Moral jugó a su antojo con López. Los pasillos atléticos eran autopistas sin limitar. Algo mejor les fue a Godín y Perea en el eje, que se rearmaron tras el despite inicial, sometiendo los espacios de Colunga y Miku. Cata Díaz, que de esto sabe un rato, ató en corto a Agüero, que sufrió una de las tardes más negras que se le recuerdan. Cemento armado, el zaguero argentino.
Del lado atlético, el partido era Reyes, que a su retruécano habitual añadió un sospechoso empeño en mezclar con Forlán. Debió leer prensa estos días. El extremo acaparó los números rojiblancos: lideró remates, faltas recibidas, balones perdidos y pases realizados. Su poco acierto en éstos últimos (42 de 66) explica su obsesión por la asistencia definitiva, más que nunca con el uruguayo en la mirilla.
Sin ocasiones, dócil, el Atlético no molestaba al vecino, más que en alguna correría inocente. Lo mejor del primer acto fue un misil firmado por el utrerano que se marchó silbando el palo de Codina. Tras el descanso, era francamente difícil no mejorar. Por segundo envite consecutivo, el arreón final rojiblanco tuvo cierta consistencia. Con el agua al cuello, comienzan los braceos.
La aparición de Forlán en segunda línea es una gran noticia para el fútbol rojiblanco. Pocos tienen el panorama tan despejado. El uruguayo no se rinde. A falta de gol, se busca, trabaja y no tiene miedo al reciclaje. Cada vez remata menos y pasa más. Menos portería y más el compañero. Quizá baje a buscar la pelota porque no se la den, pero su fútbol ya no tiene visera y su capacidad para entender el juego es mayor. A falta de gol, sus cañones han mutado en instrumentos de precisión y comienza a interesarse en allanarle el camino a otros. Cuatro de los últimos cinco tantos del equipo partieron de sus botas. Significativo.
Y como el Atlético improvisa guión, aquí aparece todo el mundo. La ausencia de gol de sus dos estrellas más mediáticas está descubriendo muchos matices. Los secundarios atléticos siguen chupando cámara. Si hace días fue Koke quien sorprendió con un remate inverosímil, esta vez le tocó a Elías, ese tipo. El brasileño, un figurante hasta ahora, comprado para echar el balón al pasto en el alboroto rojiblanco, se marcó un cabezazo de bandera: desde el punto de penalti, de espaldas y sin ver portería. Solo los tipos muy buenos o con mucha suerte con capaces de anotar goles así. El chico, que arrastra desde su llegada la fama de sus antecesores, se dió por fin una alegría. De nuevo a pase de Forlán, cuya eufórica celebración le da a todo esto un punto de ternura: todo lo que le ocurre estos días al Atleti es, en realidad, muy del Atleti.
Tras una campaña de disgustos, al equipo rojiblanco le retrata su visita al feudo azulón más que a ningún otro campo. A una docena de partidos del cierre del curso, apenas un par de puntos le separan de su rival. Octavo y undécimo, ambos conjuntos campean la llanura liguera, donde apenas ocurre nada, ni temor ni euforia. Dos equipos como tantos otros, intrascendentes en el discurrir del campeonato. Infinitamente peor noticia para los rojiblancos, por supuesto. El tedio mató hace tiempo las aspiraciones de los de Quique, que no hayan respuesta.
El Atlético resuena ya como una caja de música distorsionada. Un eco a algo, que por instantes afina, pero donde todo es lejano y extraño. Una melodía que irrita más que agrada, tan reiterativa que siempre suena a lo mismo. Le bastó al Getafe encontrarse con un gol en la primera ocasión para dormitar el resto del partido. Cata Díaz descosió el balón desde su cueva, jugada que Miku conocía más que Godín, que acudió sin fe. El venezolano llegó primero y cedió a Del Moral, cuyo disparo rozó el defensa uruguayo y se volvió indescifrable para De Gea. Quique, que andaba lamentando esta semana la facilidad para el acierto rival, debió erupcionar al encajar un tanto cuando la parroquía aún andaba acomodándose.
Así se las gasta el Atlético últimamente. No solo se busca sus propios problemas, sino que no tiene soluciones sobre la marcha. La factura de Quique no alcanza para imprevistos. Encajar un gol tan pronto es irritante, pero para un grupo con tendencia a la depresión, supone un cataclismo de proporciones inabarcables.
Míchel tuvo la tarde alegre y le había dado el mando a Parejo, que llevaba un mes purgando sus faltas. Malísima noticia para el Atlético. Con Víctor Sánchez de escudero, el madrileño se bastó para barrer el mediocampo atlético. Como los buenos futbolistas, su juego no tiene secretos: le gusta el balón. Lo pide a uno y se lo da a otro. La ecuación era un galimatías para Raúl García. Cuando el navarro acudía al quite, el mediapunta ya había trazado el pase y ocupaba otra zona.
En realidad, casi todos los duelos individuales fueron azulones: Gavilán pudo con Valera y Del Moral jugó a su antojo con López. Los pasillos atléticos eran autopistas sin limitar. Algo mejor les fue a Godín y Perea en el eje, que se rearmaron tras el despite inicial, sometiendo los espacios de Colunga y Miku. Cata Díaz, que de esto sabe un rato, ató en corto a Agüero, que sufrió una de las tardes más negras que se le recuerdan. Cemento armado, el zaguero argentino.
Del lado atlético, el partido era Reyes, que a su retruécano habitual añadió un sospechoso empeño en mezclar con Forlán. Debió leer prensa estos días. El extremo acaparó los números rojiblancos: lideró remates, faltas recibidas, balones perdidos y pases realizados. Su poco acierto en éstos últimos (42 de 66) explica su obsesión por la asistencia definitiva, más que nunca con el uruguayo en la mirilla.
Sin ocasiones, dócil, el Atlético no molestaba al vecino, más que en alguna correría inocente. Lo mejor del primer acto fue un misil firmado por el utrerano que se marchó silbando el palo de Codina. Tras el descanso, era francamente difícil no mejorar. Por segundo envite consecutivo, el arreón final rojiblanco tuvo cierta consistencia. Con el agua al cuello, comienzan los braceos.
La aparición de Forlán en segunda línea es una gran noticia para el fútbol rojiblanco. Pocos tienen el panorama tan despejado. El uruguayo no se rinde. A falta de gol, se busca, trabaja y no tiene miedo al reciclaje. Cada vez remata menos y pasa más. Menos portería y más el compañero. Quizá baje a buscar la pelota porque no se la den, pero su fútbol ya no tiene visera y su capacidad para entender el juego es mayor. A falta de gol, sus cañones han mutado en instrumentos de precisión y comienza a interesarse en allanarle el camino a otros. Cuatro de los últimos cinco tantos del equipo partieron de sus botas. Significativo.
Y como el Atlético improvisa guión, aquí aparece todo el mundo. La ausencia de gol de sus dos estrellas más mediáticas está descubriendo muchos matices. Los secundarios atléticos siguen chupando cámara. Si hace días fue Koke quien sorprendió con un remate inverosímil, esta vez le tocó a Elías, ese tipo. El brasileño, un figurante hasta ahora, comprado para echar el balón al pasto en el alboroto rojiblanco, se marcó un cabezazo de bandera: desde el punto de penalti, de espaldas y sin ver portería. Solo los tipos muy buenos o con mucha suerte con capaces de anotar goles así. El chico, que arrastra desde su llegada la fama de sus antecesores, se dió por fin una alegría. De nuevo a pase de Forlán, cuya eufórica celebración le da a todo esto un punto de ternura: todo lo que le ocurre estos días al Atleti es, en realidad, muy del Atleti.
7 comentarios:
Como siempre, un placer leer sus crónicas. Hoy leyendo las declaraciones de QSF en rueda de prensa lo que más me ha llamado la atención ha sido la explicación que ha dado para que Filipe Luis no juegue. Se podrá estar a favor o en contra de la decisión. Quizá porque, previsiblemente, cada vez le queda menos tiempo en el atlético, de momento QSF no cede ante presiones externas. Seguramente acabe cayendo por cosas como ésta, pero a mí me gusta que al menos alguien en la entidad dé la cara y, de paso, sea coherente. Un saludo.
@Txetun. A mi también me llamó la atención. Más allá de posicionarse (Filipe al 50% mejora siempre a López), me inquietó que hablara de falta de confianza, inseguridades y ansiedad. Mala noticia. Lo único que le puede fallar al brasileño es el coco, porque cualidades tiene. Me fió mucho más del QSF psicólogo que del QSF alineador, aunque puede que no tenga tiempo para una terapia a largo plazo...
Excelente crónica, maestro.
No pude ver el partido en su totalidad (quehaceres domésticos me lo impidieron) pero el rato que pude ver de la segunda mitad me indicó que la recuperación que parecía entreverse jornadas atrás no era sino un espejismo de mal gusto. De nuevo vi zozobra, quizás motivada porque, una vez más, y esta vez muy temprano, al equipo le tocó remar contracorriente. Y ya sabemos de sobra que el Atleti no está para estas lides.
Y una vez más, un rival directo al que no somos capaces de ganar. Si la memoria no me falla sólo hemos conseguidos tres puntos de los disputados contra ellos (los rivales me refiero), a saber: Sevilla, Athletic, Valencia, Getafe y Villarreal (El Barça y el R. Madrid no cuentan que ellosjuegan otra liga). Bueno, aún estamos a tiempo de mejorar los números este sábado, precisamente contra los de Castellón. Aunque...¿alquien lo cree posible?
¡Aúpa Atleti!
Los entrenadores hoy en día son los responsables de obtener el máximo de sus jugadores y de lograr que el equipo se deje la piel; motivarles lo llaman ahora. Pues bien creo que en los dos casos QSF ha fallado y además continua volviendo locos a los jugadores y perjudicando al equipo. Creo que lo de poner a Valera a estas alturas no tiene sentido, sobre todo con lo que le ha hecho el propio QSF en la anterior temporada y en esta, que va desde desahauciarlo y poner a cualquiera de lateral derecho antés que a él, a ponerlo de titular en partidos clave, contra el Madrid en copa, y de ahí a la grada, etc. En fín ayer podría haber puesto a Perea de lateral y así mantener a Godin - Dominguez. Y no que respecto al partido anterior Godín pasa del eje-dcho al eje-izqdo y Dominguez al banquillo. Por otro lado, ya que lleva toda la temporada haciendo pruebas, ¿no sería mejor comenzar las pruebas de jugadores poniéndolos en su sitio? Y esto lo reflejo en Koke y Elías. Luego insisto en que Raúl García no debe salir, se queda a medias tatno en defensa como en ataque; eso no quiere decir que no le salga algún partido bueno, es un jugador de priemra. Por ello como ya he mecionado en otra ocasión, creo que si quiere defender sería mejor Asunsao, si es que con el trato recibido de QSF no está ya descentrado, y si quiere atacar a Koke, Elias o Mario.
Resumiendo creo que QSF ha conseguido desestabilizar al equipo o al menos no ha conseguido estabilizarlo. En cualquier caso responsabiliad suya.
Poniéndole cero ganas, es imposible ganar.
Si Parejo solito se merendó todo el mediocampo atlético, imaginaos Borja Valero, Cazorla, Bruno y Cani este sábado...
Da pena ver a Tiago intentando mover al equipo y encima recorriéndose el campo arriba y abajo para recuperar balones. Y Raúl García por ahí, trotando...
Nónimo, de acuerdo, y añado: además de ganas, hace falta calidad. El centro del campo del Villarreal que mencionas nos asusta no porque jueguen con muchas ganas, sino porque juegan al fútbol. Se medirán contra Tiago, Raúl García, Reyes y Koke. De los cuatro, sólo Tiago y Koke son combinativos.
He vuelto a soñar que le jugábamos al Villarreal de tú a tú con sus propias armas: con Tiago, Koke, Mérida y Albeto Perea. Y arriba, Reyes y el Kun un tiempo, y Juanfran y Forlán el otro. Tiquitaca Atlético. I have a dream.
Yo creo que QSF se ve fuera o se quiere ver fuera, da la sensación de que está echando un pulso a nuestros maravillosos gestores para que le pongan en la calle. Todas las incoherencias que comentáis lo sugieren.
Cuando llegó el año pasado, antes de ganar nada, yo me declaraba como su más apasionado admirador, su discurso era diferente y parecía que tenía la cabeza mejor amueblada que sus predecesores. Pero creo que hoy ya ha arrojado la toalla. No le culpo, creo que intentar trabajar bien en el reino de la chapuza debe ser difícil, aunque eso no le exime de haber dado un puñetazo en la mesa y decir hasta aquí hemos llegado. Probablemente para eso se necesita ser un héroe.
Sigo apostando por el perfil del manager, con capacidad de maniobra y tiempo por delante. Desgraciadamente se siguen contratando entrenadores, sin siquiera hablar con ellos, sin escuchar su proyecto, con negociar con el representante es suficiente.
Gracias por tu talento Humanisto, cada día demuestras que esto no es un blog de Atleti, demasiada clase para el equipo que tenemos hoy en día.
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