"Necesitabamos algo así." QSF.
No se esperaba un Atlético de tal calibre, con tanta precisión, y con la conjunción goleadora de los tres futbolistas sobre cuyos hombros pesa la responsabilidad de llevar a puerto esta nave. Y menos ante Villarreal, aristocracia liguera, que quedó empañado en su visita al Calderón, y que afronta el tramo final de campeonato con la lengua fuera. No hubo noticias del fútbol bien peinado de los castellonenses, que han perdido la chispa de la primera vuelta y no aparenta tener gasolina para dos competiciones. La cuarta plaza se va a poner cara.
Parece definitivo pensar que llegan nuevos aires al Manzanares. Sea espejismo o punto de inflexión, tras cuatro derrotas consecutivas, el equipo se ha levantado. Gana, convence y acumula cuatro citas sin perder y 8 puntos de 12 posibles. El rastrojo de hace unas semanas ha mutado en un grupo profesional, sin histerias, bien engrasado y entregado a su causa, la que sea. Así todo fluye: los jugadores decisivos son decisivos y los secundarios dan la talla.
Reyes, Agüero y Forlán, para felicidad de los coleccionistas de datos, fueron determinantes tras semanas de goleadores inesperados. A los tres les tocó firmar el trabajo colectivo del grupo, cada vez más fiable. Ante un apacible Villarreal, el Atlético se marcó un partido de desgaste, maduro, en realidad bastante alejado de las expectativas. Estupendo Tiago (64/75 en pases), que en los meses fríos remó contracorriente y rodeado de socios está saliendo a lección por semana. Se merendó a Valero y dejó tiempo para mezclar con Mario Suárez, su pareja de baile preferida.
Uno de tantos balones que robó el canterano en el primer tramo fue a parar a los pies de Reyes, que inmediatamente enfiló la puerta de Diego López. La desobediencia civil del sevillano, que volvió a batallar en solitario, dió esta vez buen lustre para los videoresúmenes. Quebró a Bruno, que pasaba por ahí, antes de terminar regalando uno de los tantos de la temporada. Una fabulosa combinación de sutileza y precisión. Un latigazo certero, que subió hasta aparentar marcharse y descendió con violencia para entrar con una curva imposible para cualquier cancerbero conocido. Un prodigio de técnica individual al alcance de un puñado de elegidos. Y de aquellos que no dejan de intentarlo. La ovación fue larga. Al Kun se le escapaba una sonrisa.
Se movieron con extrema destreza los rojiblancos. Elías, aún de pretemporada, revoloteaba voluntarioso, y Forlán afinaba su reciclado juego interior. El Villarreal se atascó por dentro y no encontró alivio por fuera. Capdevila sufría las excursiones de Cazorla y tenía tarea doble con las ayudas ofensivas de Ujfalusi a Reyes. Cuando el checo se soltó, entre los dos descosieron la banda del catalán.
Incluso la defensa atlética mostró aires de grandeza. Sin Perea, Quique Flores dispuso por segunda vez la línea defensiva prevista en verano, la que marcan todas las guías y que naufragó en Alicante. El eje se ajustó con extrema naturalidad. Con Godín de capitán general, Domínguez estuvo excelente en la anticipación, aunque mostró fisuras en los duelos de velocidad con Nilmar. En unas de esas, frenó en seco una incursión del brasileño y provocó una peligrosa falta en la frontal. Hasta tres amarillos se incrustaron en la barrera para abrir un hueco por donde la zurda de Rossi coló el balón por el palo de De Gea, que con tanto tráfico no acertó a ver nada. Fue el único destello del italiano, desaparecido todo el encuentro.
Pese al gol, el Atlético no perdió la pausa de Tiago. Desde la salida de Simao en el mercado de invierno, Quique ha renegado de Juanfran, sustituto natural, para jugar con un único extremo. Lo agradece Reyes, descargado en ataque -3 goles en 5 partidos-, pero sobre todo el mediocentro portugués, que gana un socio. El costado zurdo es ahora territorio de diestros más amantes de combinar hacia dentro que de esprintar. Tanto Koke como Elías, a quien el míster dió la titularidad tras el gol de Getafe, ayudan a tejer una red con el eje central como no hacía el extremo del Besiktas.
El fútbol del Atlético, surtido en los últimos tiempos del vértigo de Torres, Agüero, Maxi, Forlán, Simao o Reyes, perdió su interés por la pausa y las marchas intermedias. No ha habido noticia en década y media de los herederos de Pantic, Caminero o Kiko. Hoy existe Tiago, futbolista con tendencia a buscar talento a su alrededor, y sobre el que Quique pretende construir un modelo de mayor posesión. Aún conservan los rojiblancos su juego de velocistas, imprescindible, pero la aparición de un puñado de buenos tocadores añade un nuevo registro. Al Villarreal le ganó quitándole el balón, no con su tradicional fórmula de cerrar y pegar. Pocos equipos pueden decir lo mismo, a pesar de las horas bajas de los de Garrido.
Noticia fue también Filipe Luis, al que le vino bien la condena en galeras del técnico. El brasileño se aplicó con brío en defensa, estuvo seguro con el balón y afilado en sus incursiones. De una pelota convencional, Filipe se inventó una virguería desconocida hasta ahora, de la colección que le diera fama en sus tiempos del Deportivo. Controló con un tacón en su caseta de lateral, desde donde arrancó hacia dentro con el balón cosido al pie. Llegó al balcón del área, donde no se le apagaron las luces: tiró una pared con Elías y picó para Agüero por encima de la defensa amarilla. El argentino, en su salsa, cuerpeó con Musacchio y acarició una vaselina sobre los casi dos metros de Diego López, que se desplomó al césped.
No hubo tiempo para coger aire. Como la noche iba de cromos caros, solo quedaba Forlán. Reyes tiró una pared con larubia y éste batió de nuevo por encima de López, con demasiada tendencia a irse al suelo. El 7 buscó con euforia al sevillano mientras todo el equipo acudía a la celebración del tanto del capitán. Godín, que llevaba toda la semana cerrando filas con su compatriota y amigo, corrió setenta metros para abrazar el fin de la mala racha del Cacha, siete partidos sin marcar. Los uruguayos cuchichearon algo antes de conjurarse con un nuevo abrazo, ya en intimidad. Cosas de vestuario.
Parece definitivo pensar que llegan nuevos aires al Manzanares. Sea espejismo o punto de inflexión, tras cuatro derrotas consecutivas, el equipo se ha levantado. Gana, convence y acumula cuatro citas sin perder y 8 puntos de 12 posibles. El rastrojo de hace unas semanas ha mutado en un grupo profesional, sin histerias, bien engrasado y entregado a su causa, la que sea. Así todo fluye: los jugadores decisivos son decisivos y los secundarios dan la talla.
Reyes, Agüero y Forlán, para felicidad de los coleccionistas de datos, fueron determinantes tras semanas de goleadores inesperados. A los tres les tocó firmar el trabajo colectivo del grupo, cada vez más fiable. Ante un apacible Villarreal, el Atlético se marcó un partido de desgaste, maduro, en realidad bastante alejado de las expectativas. Estupendo Tiago (64/75 en pases), que en los meses fríos remó contracorriente y rodeado de socios está saliendo a lección por semana. Se merendó a Valero y dejó tiempo para mezclar con Mario Suárez, su pareja de baile preferida.
Uno de tantos balones que robó el canterano en el primer tramo fue a parar a los pies de Reyes, que inmediatamente enfiló la puerta de Diego López. La desobediencia civil del sevillano, que volvió a batallar en solitario, dió esta vez buen lustre para los videoresúmenes. Quebró a Bruno, que pasaba por ahí, antes de terminar regalando uno de los tantos de la temporada. Una fabulosa combinación de sutileza y precisión. Un latigazo certero, que subió hasta aparentar marcharse y descendió con violencia para entrar con una curva imposible para cualquier cancerbero conocido. Un prodigio de técnica individual al alcance de un puñado de elegidos. Y de aquellos que no dejan de intentarlo. La ovación fue larga. Al Kun se le escapaba una sonrisa.
Se movieron con extrema destreza los rojiblancos. Elías, aún de pretemporada, revoloteaba voluntarioso, y Forlán afinaba su reciclado juego interior. El Villarreal se atascó por dentro y no encontró alivio por fuera. Capdevila sufría las excursiones de Cazorla y tenía tarea doble con las ayudas ofensivas de Ujfalusi a Reyes. Cuando el checo se soltó, entre los dos descosieron la banda del catalán.
Incluso la defensa atlética mostró aires de grandeza. Sin Perea, Quique Flores dispuso por segunda vez la línea defensiva prevista en verano, la que marcan todas las guías y que naufragó en Alicante. El eje se ajustó con extrema naturalidad. Con Godín de capitán general, Domínguez estuvo excelente en la anticipación, aunque mostró fisuras en los duelos de velocidad con Nilmar. En unas de esas, frenó en seco una incursión del brasileño y provocó una peligrosa falta en la frontal. Hasta tres amarillos se incrustaron en la barrera para abrir un hueco por donde la zurda de Rossi coló el balón por el palo de De Gea, que con tanto tráfico no acertó a ver nada. Fue el único destello del italiano, desaparecido todo el encuentro.
Pese al gol, el Atlético no perdió la pausa de Tiago. Desde la salida de Simao en el mercado de invierno, Quique ha renegado de Juanfran, sustituto natural, para jugar con un único extremo. Lo agradece Reyes, descargado en ataque -3 goles en 5 partidos-, pero sobre todo el mediocentro portugués, que gana un socio. El costado zurdo es ahora territorio de diestros más amantes de combinar hacia dentro que de esprintar. Tanto Koke como Elías, a quien el míster dió la titularidad tras el gol de Getafe, ayudan a tejer una red con el eje central como no hacía el extremo del Besiktas.
El fútbol del Atlético, surtido en los últimos tiempos del vértigo de Torres, Agüero, Maxi, Forlán, Simao o Reyes, perdió su interés por la pausa y las marchas intermedias. No ha habido noticia en década y media de los herederos de Pantic, Caminero o Kiko. Hoy existe Tiago, futbolista con tendencia a buscar talento a su alrededor, y sobre el que Quique pretende construir un modelo de mayor posesión. Aún conservan los rojiblancos su juego de velocistas, imprescindible, pero la aparición de un puñado de buenos tocadores añade un nuevo registro. Al Villarreal le ganó quitándole el balón, no con su tradicional fórmula de cerrar y pegar. Pocos equipos pueden decir lo mismo, a pesar de las horas bajas de los de Garrido.
Noticia fue también Filipe Luis, al que le vino bien la condena en galeras del técnico. El brasileño se aplicó con brío en defensa, estuvo seguro con el balón y afilado en sus incursiones. De una pelota convencional, Filipe se inventó una virguería desconocida hasta ahora, de la colección que le diera fama en sus tiempos del Deportivo. Controló con un tacón en su caseta de lateral, desde donde arrancó hacia dentro con el balón cosido al pie. Llegó al balcón del área, donde no se le apagaron las luces: tiró una pared con Elías y picó para Agüero por encima de la defensa amarilla. El argentino, en su salsa, cuerpeó con Musacchio y acarició una vaselina sobre los casi dos metros de Diego López, que se desplomó al césped.
No hubo tiempo para coger aire. Como la noche iba de cromos caros, solo quedaba Forlán. Reyes tiró una pared con larubia y éste batió de nuevo por encima de López, con demasiada tendencia a irse al suelo. El 7 buscó con euforia al sevillano mientras todo el equipo acudía a la celebración del tanto del capitán. Godín, que llevaba toda la semana cerrando filas con su compatriota y amigo, corrió setenta metros para abrazar el fin de la mala racha del Cacha, siete partidos sin marcar. Los uruguayos cuchichearon algo antes de conjurarse con un nuevo abrazo, ya en intimidad. Cosas de vestuario.
7 comentarios:
Un placer leerle cada semana caballero.
Excelente crónica, gracias.
Además del sólido partido del Atleti, creo que es justo añadir que el Villarreal tenía el virus UEFA y no estuvo en el partido. Claro que este año hemos jugado con tantos equipos que no estaban en el partido y nos han ganado... Tampoco el Valencia estuvo en el partido hace algunas semanas, aquejado en aquella ocasión del virus Champions y jugando sin Mata, y sin embargo con muy poquito...
La primera gran diferencia con otros partidos del mismo pelaje fue el aspecto mental: esta vez no hubo caída de concentración, no hubo conformismo ni exceso de confianza. No hubo efecto Aris. Se mantuvo constante, por fin, un nivel de intensidad muy aceptable.
La segunda diferencia fueron los espacios que dejó el Villarreal, que no los dejaron ni el Valencia ni el Athletic, mucho más rácanos en sus planteamientos. El Villarreal se estiró con poco peligro, es verdad, pero con frecuencia y con bastantes efectivos. Planteó un partido demasiado lejos de su área contra un equipo, el Atlético, al que le gusta correr con espacios. Cuando más sufre el Atleti de Quique es contra equipos que se cierran atrás con orden e intensidad defensiva y buscan la contra. Afortudandamente para Quique, el Villarreal hizo un planteamiento generoso, y pagó cara su falta de convicción e intensidad.
La tercera diferencia, el fútbol asociativo que aportaron Mario Suárez y Elías ayudando a Tiago a construir jugadas con sentido. Ayer se dijo adiós al doble pivote de Raúl García y Tiago de partidos anteriores y nos volvimos a acercar al rombo, con Forlán de falso vértice haciendo la goma. Cuando se juega al fútbol, algo bueno puede ocurrir, y ayer ocurrió bastantes veces.
Lo que parece que no cambia es la falta reflejos y de cuidado de Quique al hacer algunos cambios. Sacar el cartelón para pedir el cambio de Agüero por Juanfran en el minuto 85 fue una humillación innecesaria. La cara de Juanfran esperando 2 minutos a que saliera el balón para que se pudiera hacer el cambio en el minuto 87 y jugar tres minutos era un poema. Cuando se vio que el sustiutido era el Kun y recibía la ovación de la noche, seguramene no mejoró la impresión de que su entrenador lo metía en el campo para perder tiempo y que otro se llevara los aplausos. Debía estar todavía en esos pensamientos cuando falló la ocasión más clara del partido. Es difícil culparle de que saliear a jugar mentalmente algo desenchufado.
En fin, comparado con lo que llevamos visto hasta ahora, hubo suficientes cosas buenas para olvidarse un rato de las malas.
Aúpa Atleti
2 preguntas:
1. ¿podrías mostrar una evolución de las visitas a este blog?
2. ¿preparas dar una opinión sobre Gil Marín y la plataforma Atleticos por el cambio?
Excelente crónica. Me gustó el Atlético. Parece que este 4-3-3 asimétrico puede darnos alguna alegría si se sigue solidificando. También quizá por demérito del Villarreal pero las buenas sensaciones están ahí. Por fin se le gana a un 'top' esta temporada.
Veo positivo para el equipo la actitud de Elías, pelea en el medio y acompaña peligrosamente muchas jugadas de ataque. Y Filipe cada vez gana más confianza (lo único que necesita).
Si Forlán hace lo que acostumbra a estas alturas y el equipo no se sale dubitativo fuera de casa la séptima plaza no me parece tanta quimera como me lo pareció en Getafe, pero esto es el Atleti.
La salida de Almería se me antoja vital, porque luego viene el escollo del Madrid.
@Luisrod. Siendo justos, el VLL no dió la talla, pero hace un mes le hubiera dado para pescar en el Calderón. Este VLL es perfecto para el ATM: juega y deja jugar. No le quito mérito a los de Quique a pesar que el VLL no ha conseguido ganar últimamemente ni a RAC, MAL o LEV. Los Villarreal-Atleti son los nuevos Barça-Atleti.
Para los que le queden un hilo de esperanza: el virus UEFA lo va a aguantar hasta que caiga en la Europa League. Su final liguero será sufrido, a pesar el bueno colchón de puntos. Recuerdan los últimos diez partidos del ATM la temporada pasada? Pues eso. Estoy contigo respecto a Quique. Chapó cuidando a Filipe, Suárez cojo mejora a García y los cambios mal y tarde. Lo de Juanfran siempre me pareció feo. Aún recuerdo al bueno de Morientes negándose a salir en un descuento.
@Raifol. Ya comenté hace poco mi postura sobre el tema oposición. Lo sigo muy de cerca y con interés, pero con más dudas que otra cosa. Por un lado, me parece sana y necesaria, aunque estén cayendo en discursos torpes y en informes poco rigurosos. La comparación de Atléticos por el Cambio con las revoluciones árabes está fuera de lugar y es inaceptable. Propia de expertos en demagogia sin tacto ninguno.
La apropiación indebida de los actuales dirigentes es una lacra, pero creo que hay batallas más dignas que tu equipo de fútbol. No veo a los cantarines de la libertad y la transparencia llevar el discurso a otros ámbitos. No apoyo a ninguna plataforma en particular, a pesar de que últimamente tengan mucho interés en encontrar socios entre los bloggers atléticos. No creo que ninguno de los que aspiran al poder hubieran hecho algo distinto en 1993 o en la ampliación de capital de 2002.
Dicho esto, prefiero un Atleti sin Gil y Cerezo. A los que no considero peores que cualquiera del resto de presis de la liga, de alcaldes de pueblo o de dirigentes de multinacionales. La diferencia es que a estos dos les pillaron.
El blog tiene unas 4000 visitas mensuales. Puras, sin impactos, ni páginas vistas ni rebotes. Pocas, pero de calidad.
Resultado algo engañoso, el villarreal no hizo nada, pero nada de nada, y no porque no le dejáramos, sino por su propia apatía más que otra cosa. Sí vi mayor concentración defensiva (sublime Filipe) y sobre todo, algo más de acierto en ataque. Tuvimos varias y aprovechamos algunas. Aunque con el 1-1 me vi perdiendo.
En fin, esta victoria no servirá de nada si no ganamos al Almería la semana que viene. Cuatro partidos sin perder, a ver si tenemos algo de regularidad de aquí a final de temporada...
Joder Humanisto, me alegras el día incluso perdiendo, imagina cuando se gana, como hoy. Lo que más te aprecio, aparte de tu forma tan cuidada de contar las cosas, es tu amor por el buen futbol.
Ya tienes 4000 visitas, enhorabuena. No son pocas, un blog donde se habla de futbol, de buen futbol, donde no se viene ni a insultar ni a polemizar sin argumentos, no me parecen pocas, me parecen bastantes.
Gracias.
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