Páginas

31 de octubre de 2010

insuficiente atlético. ATLÉTICO 1 - ALMERÍA 1


Rendido a una primera fase liguera llena de cocos, el Atlético se obligaba a no dejar más puntos contra rivales asequibles, sobre todo en casa. Mala noticia que no pudiera con el Almería, estrellándose primero contra un Alves excepcional, que atajó una decena de balones, y después contra su incapacidad para reaccionar con toda la segunda mitad por delante.

El monólogo del guardameta brasileño impidió el cómodo despliegue del póker ofensivo de Quique, que no formaba junto desde la derrota ante el Barcelona. Con el panorama de Reyes repleto de socios, el sevillano recuperó el gusto por la asociación, cesando andanzas a la épica. Encontró a menudo a Agüero, desatado en todo el frente, y en ocasiones a Forlán, que mostró nuevos bríos.

Maduró el partido el Atlético, guiado por un solvente Tiago -robó 13 balones por los 6 de Assunçao- y con gran verticalidad desde las alas. Amodorrado Filipe, que perdío una barbaridad de balones, Simao tuvo que duplicarse en su costado. El portugués, de nuevo determinante, atraviesa su momento más estable en meses.

Poco después de que Uche astillara el poste de De Gea, el empuje atlético dió fruto. En un centro de Ujfalusi, que cuando sube no ve mañana, Reyes voló para cabecear y Agüero recogío el enésimo rechace de Alves sobre la línea. Bien plegado el Almería, comenzó entonces a estirarse desde Piatti y Crusat para meter en apuros a la línea atlética. Primero blandeó Tiago, que permitió un latigazo de Uche al que respondió De Gea mandando a córner. Tras el saque de esquina, no resolvió el despeje Assunçao y Piatti, némesis atlético, enganchó a la red en una volea descomunal. El cuarto tanto del argentino en sus tres encuentros frente al Atlético.

Tras el descanso, el partido perdió gas. Reyes se quedó en la caseta, magullado, y Quique dió entrada a Mérida, tan voluntarioso como desacertado. Se enfrió el Atlético y los aprovecharon los visitantes, con idas y venidas que rasgaron el dibujo rojiblanco. Tres nuevas manoplas de Alves a intentos de Simao, Agüero y Tiago dieron con una arremetida final descafeinada, sin fe, tan simplificada que terminó en nada. Solo Agüero tuvo hambre hasta el último suspiro, con Costa ya sobre el campo, pero no encontró respuesta en el grupo, tan despistado como exhausto.


0 comentarios:

Publicar un comentario